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CHACO Y JUJUY, KIRCHNERISMO A FULL

DERECHOHUMANISMO FAKE

“No puede ser que 10 personas te corten una calle, por más razones entendibles que tengan y no pase nada”

Cristina Kirchner, Asamblea Legislativa 2014

*La hipocresía del kirchnerismo ha quedado expuesta en las provincias del Chaco y de Jujuy. La doble moral, la protección mafiosa del piquetero del poder, el “derechohumanismo fake”, el ensayo general del caos que pretenderán instalar, son la muestra de aquello contra lo cual tendremos que plantar bandera.

**Así como Nisman no tuvo asesinos, Cecilia no tendrá femicidas mientras el poder mafioso siga mandando en la Argentina.

***Mucha tarea le queda al futuro gobierno, con la ley, con el diálogo, pero con la firmeza en las decisiones para hacer lo que hay que hacer. Muy difícil, no imposible.

                   Si hay una cuestión que caracteriza al kirchnerismo, ésa es su amoralidad (falta de sentido de lo bueno y lo malo), su carencia de apego a alguna regla ética que impida que la regla ética sea el vale todo, el doble mensaje, la vara diferente para amigos y enemigos.

                   En sus primeras épocas de abogado, Néstor Kirchner supo cultivar relaciones cercanas con los militares del proceso. Tampoco le faltaron palabras de elogio a la gestión del populismo derechista de Carlos Menem, allá por 1994 cuando visitara El Calafate, aunque lo mejor vendría después.

                   Entendiendo a la política como un negocio, luego de ganar las elecciones presidenciales supo que el lucro político estaba en la izquierda y en los derechos humanos, no obstante que nunca antes los había reivindicado.

                   “La izquierda da fueros” le gustaba decir entre amigos, a partir de lo cual montó una gigantesca estructura destinada a reivindicar a la izquierda peronista de los setenta y cooptar a los organismos de derechos humanos.

                   Es decir que todo el andamiaje conceptual del kirchnerismo no proviene de sus orígenes, sino de una construcción posterior. El setentismo, el antinoventismo y el antiliberalismo fueron el producto de la visión política y de la estrategia de Néstor Kirchner, no de sus convicciones.

                   Eso es lo que está quedando blanco sobre negro con los sucesos en las provincias de Chaco y Jujuy, el oportunismo de un movimiento de doble moral, de rasero diferente, de desvergonzada hipocresía. Una vara es utilizada cuando gobiernan, otra distinta cuando están en el llano.

                   Me viene a la mente, un hecho que marca su incongruencia. La tonelada de piedras que arrojaran al Congreso cuando se aprobara el mecanismo de ajuste de las jubilaciones propuesto por Macri. Cuando Alberto lo cambia para peor, “silenzio stampa”.

                   En Chaco son gobierno, en Jujuy lo fueron por muchos años. En ambas provincias institucionalizaron la “tercerización de la ayuda social”, la entregaron a autoproclamados “dirigentes sociales”, constituidos en verdaderos empresarios del subsidio, para montar, con dinero público, gigantescas estructuras paraestatales.

                   De allí el paralelismo entre Milagro Sala, condenada por defraudación al estado, y Emerenciano Sena, ambos emergentes de un sistema de sustracción del dinero público y clientelismo expuesto. Responsables políticos e institucionales de estos engendros políticos con ropaje social: Cristina y Capitanich.

                   Hoy puede advertirse, con crudeza pornográfica, la doble vara del cristino-camporismo. En el Chaco continúan siendo gobierno, en Jujuy no. Así que, a echar mano a la moral bifronte.

                   La desaparición de Cecilia Strzyzowski, pareja del hijo del mandamás piquetero Emerenciano Sena, criado bajo el calor del dinero público que el gobierno de Capitanich le sigue entregando hasta el día de hoy, tiene todos los visos de un “femicidio”.

                   Pero, si los asesinos son del palo, “los muertos que vos matais gozan de buena salud”, entonces un ominoso silencio kirchnerista cubre la escena chaqueña. Ni una palabra de Cristina ni de Alberto, una justificación lamentable de la vocera presidencial, la ausencia vergonzosa del Secretario de Derechos Humanos, Pietragalla, que prefirió estar en Jujuy y no protegiendo los derechos humanos de Cecilia, bajo la excusa inadmisible de jurisdicción.

                   Es que “femicidio, lo que se dice femicidio, lo cometen los otros, nunca los nuestros”, fue el pensamiento de esa larga caterva de “feministas fake” -como las describiera Laura Serra-, esas actrices de voz abaritonada cuando se trata de acusar a Juan Darthés, pero de disfonía aguda cuando el involucrado es el exgobernador José Alperovich.

                   En Jujuy, gobernado por el radicalismo, ya no aplica la doctrina Cristina expuesta en la Asamblea Legislativa de 2014, cuando dijera que “todo el mundo tiene derecho a protestar, pero no cortando las calles, impidiendo que la vaya a trabajar, y complicándole la vida al otro”. Es más, en la provincia norteña, el oficialismo nacional los organiza, exportando militantes y piqueteros de otros lugares.

                   ¿Cómo creerles en sus consignas, sus posturas, sus banderas? Todo es “fake”, todo es según el cristal con que lo miran, ya sea amigo o enemigo. Tal como el Perón de los dos primeros períodos de gobierno: “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista” aunque ese peronista haya protegido políticamente a quien está acusado de un crimen de género. O aquél otro: “para los enemigos, ni justicia”, cosificando a una Cecilia que tuvo la mala suerte de toparse con una familia del poder chaqueño.

                   ¿Cómo creerles en un manejo del estado que contemple a todos los argentinos y no sólo a sus acólitos?, cuando la atacada es una provincia gobernada por la oposición y entonces pareciera que no está en la Argentina.

                   La cuestión no es ya el debate de los temas de la reforma constitucional en Jujuy, ni la investigación penal por la desaparición de Cecilia en el Chaco. Lo tremendo es el mensaje subyacente que le dan al país: impunidad cuando gobiernan, caos cuando están en el llano.

                   La gastada cantinela de antaño, sobre que el peronismo es el único con capacidad para gobernar, ha quedado sepultada bajo la realidad de los hechos: son protagonistas del peor gobierno de la historia, el actual. Pero hay otro concepto que parecen querer confirmar: que sin ellos, la Argentina no es gobernable.

                   Y es esto último lo preocupante. El mensaje mafioso de Jujuy es contundente: no los dejaremos gobernar. Y, a pesar de haber demostrado su incapacidad para gestionar la actualidad del país, conservan intacta su capacidad de daño.

                   Para ello, se juntan los sindicalistas, los piqueteros y los políticos, para confluir en una fuerza de choque en contra de cualquiera, que no sean ellos, que tenga la osadía de querer gobernar.

                   En un rapto de sincericidio, lo dijo el ultrakirchnerista diputado Eduardo Valdés: “Si la oposición toma el gobierno, habrá convulsión social como existe hoy en Jujuy”. Más claro, agua. La oposición no gana el gobierno, los “toma”; gobierno opositor sinónimo de caos. Eso es, ni más ni menos, kirchnerismo expuesto.

                   Cecilia es la marca más patética y dolorosa de la hipocresía del cristino-camporismo. De a uno en fondo, comenzando por su mentora, siguiendo por el turista de la rosada y por cada funcionario responsable de las áreas relacionadas con los derechos humanos y terminando por todas las organizaciones del “derechohumanismo fake”, han dado su palada para sepultar un hecho monstruoso que los pinta de cuerpo entero. También Capitanich.

                       Con la frustrada fórmula presidencial Wado-Manzur, el kirchnerismo se enroscaba sobre sí mismo y se preparaba a perder. Massa es una vuelta de campana, tal la desorientación de Cristina.

Es Jujuy el escenario elegido para el ensayo general de la obra que pretenderán representar a partir del 10 de diciembre.  No le permitamos que lo trasladen a la Argentina, depende de nosotros, pero también de un futuro gobierno opositor dotado de aquello que hay que tener para hacer lo que hay que hacer.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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