FEDERALISMO ELECTORAL
“La democracia es un sistema en el que los gobiernos pierden elecciones”
Adam Przeworski
*En las provincias, los oficialismos ganan en nueve de cada diez elecciones. El continuismo es la regla, la alternancia la excepción. El decisivo peso del estado sobre la sociedad civil, especialmente en las provincias denominadas “chicas”, determinan la constitución de regímenes híbridos, mezcla de democracia y autoritarismo.
**En seis provincias, el mismo partido gobierna hace cuarenta años. En otras tantas, hace más de veinte. En las restantes, la perpetuación se configura en alianzas con sistema de partido dominante.
***Que los gobiernos casi nunca pierdan elecciones, es un dato para incorporar en la medición de la calidad democrática de los estados subnacionales.
En materia de elecciones de autoridades provinciales, el federalismo es la regla. Son reguladas íntegramente por el derecho público local. La Corte sólo interviene en contadas excepciones referidas estrictamente a la violación de garantías constitucionales expresas.
La autonomía provincial es casi absoluta en el asunto electoral. Los poderes provinciales hacen y deshacen sus reglas, tanto constitucionales como legales, haciendo prevalecer intereses políticos circunstanciales y fundamentalmente con tendencia a la perpetuación en el poder.
Esta cuestión, agregada a otras, han determinado que, especialmente en las provincias denominadas “chicas”, los partidos y determinados políticos hayan hecho del continuismo en el manejo del estado casi una regla. La alternancia se destaca por su excepcionalidad.
En mi libro “Las zonas oscuras de la democracia” (2020), expresé algunas de las razones: “…los oficialismos juegan con el efecto de “cancha inclinada” que le permite el manejo de los recursos del estado, el alto empleo público convertido en patronazgo, el manejo clientelar de la ayuda social, la prensa cooptada con el dinero público, la manipulación de la normativa electoral y de la fecha de las elecciones”.
Existe un proporcionalidad determinante en los continuismos provinciales: un estado grande en una economía local pequeña. De manera directa o indirecta, gran parte de la población depende de los recursos que la provincia vuelca, poco o mucho, a la economía. Pagar sueldos en término, proveedores y contratistas, es la llave maestra.
Algunos datos nos ayudarán a comprender la calidad democrática en las provincias:
1°) En tres provincias sus constituciones permiten la reelección indefinida: Formosa, Santa Cruz y Catamarca.
2°) El formoseño Gildo Insfrán va por su octavo mandato consecutivo, ahora cuestionado y a decisión de la Corte. Néstor Kirchner gobernó por tres períodos seguidos (1991/2003) hasta su elección como presidente. Manzur y Sergio Uñac fueron parados en su pretensión continuista por la Corte.
3°) En 6 provincias siempre gobernó el mismo partido político desde 1983 hasta la actualidad: Formosa, La Pampa, La Rioja, San Luis y Santa Cruz, en manos del peronismo, y Neuquén, gobernada por el Movimiento Popular Neuquino (MPN). Cuarenta años.
4°) En 6 provincias, un mismo partido o coalición política gobierna hace más de veinte años continuos: Córdoba (PJ), Corrientes (UCR), Entre Ríos (PJ), Misiones (PJ), San Juan (PJ) y Tucumán (PJ).
5°) En otras tantas, el continuismo fue casi el mismo, un partido dominante en coaliciones de distinta denominación e integración.
6°) Para destacar es el caso de la Provincia de Mendoza, dónde las normas constitucionales han posibilitado la alternancia.
La manipulación de las normas electorales y fecha de comicios fue una constante en las provincias desde 1983, modificando sus respectivas constituciones y leyes, con el objetivo expreso de mejorar la chance de los oficialismos.
Merece mencionarse como ejemplos contrarios, los de La Rioja y San Luis, que en 2007 modificaron sus cartas magnas eliminando la reelección indefinida y estableciendo el límite de dos mandatos consecutivos. Ello, sin embargo, no impidió que la familia Rodriguez Saá siga mandando en la provincia puntana.
El sistema de ley de lemas, que permite a los partidos presentar más de una lista de candidatos para el mismo cargo, y asignar a la lista más votada dentro de cada partido los votos que recibieron las otras listas, fue un mecanismo utilizado también para mejorar las chances de los oficialismos.
A pesar de su discutible constitucionalidad, desde 1983 en adelante, 13 provincias tuvieron algún tipo de ley de lemas. San Luis fue la primera, en 1986. Le siguieron Formosa, Santa Cruz, Tucumán, Misiones, Chubut, Santa Fe, Jujuy, Salta, Santiago del Estero, San Juan, La Rioja y Río Negro.
No todas las provincias tienen el sistema de las Paso para definir las candidaturas provinciales, tal es el caso de Corrientes, por lo que los candidatos se definen por internas que terminan en convenciones, congresos o asambleas partidarias, dónde la elite los elige.
Las fechas comiciales de las provincias están sujetas a la situación política local y nacional. Si el gobierno nacional funciona adecuadamente, las provincias afines intentan unificar, si sucede lo contrario, como ahora, las desdoblan. En total, 18 provincias decidieron el desdoblamiento.
Son tres las provincias que tienen el sistema de doble vuelta o ballotage, como la Nación. Ellas son Corrientes, Chaco, Tierra del Fuego y Caba.
En las provincias en las que ya se realizaron los comicios, salvo en Neuquén en la que resultó derrotado el Movimiento Popular Neuquino que gobierna hace cuarenta años, los oficialismos salieron triunfantes. Estamos hablando de Río Negro, con Weretilneck, y las reelecciones de Gustavo Saenz en Salta, Gustavo Melella en Tierra del Fuego, y Ziliotto en la Pampa, todos pertenecientes al peronismo.
En los casos de San Juan y Tucumán, las elecciones a gobernador y vice fueron suspendidas por la Corte. El oficialismo peronista ganó las legislativas en San Juan. En Tucumán fueron pospuestas para el 11 de junio.
En el caso de Corrientes, que realiza comicios de medio término, casi nadie duda de un contundente triunfo de la coalición gobernante, casi un calco de lo que fue en 2021.
Al decir de Carlos Gervasoni, en las provincias rigen sistemas híbridos, una mezcla estable de autoritarismo y democracia. Poseen la arquitectura constitucional de una república, tienen elecciones multipartidarias periódicas, legislaturas con representación de la minoría, poderes judiciales constitucionalmente independientes y libertad de expresión.
Pero en la práctica, muchas de estas institucionen no funcionan debidamente, los sistemas electorales están fuertemente sesgados en favor de los oficialismos, los poderes judiciales y legislativos carecen de independencia real y los medios de comunicación, cooptados por el gobierno, proveen una cobertura altamente sesgada.
Decía yo en el libro mencionado, que las provincias en muchos casos son verdaderos laboratorios de autoritarismo, dónde los ciudadanos son conejillos de indias para experimentar la receptividad del continuismo político, la presencia inmanente del estado por sobre la sociedad civil, el caudillismo casi medioeval que absorbe las instituciones de la democracia.
“Los gobernadores de esos regímenes subnacionales se convierten en verdaderos “príncipes democráticos”, una suerte de monarquía electiva que cuenta con todos los recursos jurídicos y fácticos para garantizar el continuismo partidario y personal”, agregué como corolario de las características de los sistemas políticos provinciales.
Creo que las elecciones de 2023 no están haciendo sino mostrar la peor cara, porque, parafraseando a Przeworsky, en las provincias la democracia es un sistema en el que el gobierno casi nunca pierde elecciones.
Generalmente le cantamos loas al federalismo y despotricamos contra todo aquello que atente contra el mismo. Esta bien, las autonomías provinciales son la esencia del origen político de la Argentina, muchas veces abrogadas por el manejo indiscriminado de los recursos nacionales.
Pero también, hay que decirlo, el gran margen que el constituyente reservó para las provincias, resulta el caldo de cultivo para feroces feudalismos locales que son tan o más perjudiciales que el centralismo.
Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI