#COLUMNASIMONETTI Luna Park Milei rock star

SI LO SABE, CANTE. Y SI NO, GOBIERNE

SHOW EN EL LUNA PARK

“Estimados, quise hacer esto porque quería cantar”

Javier Milei, en el Luna Park

*Sin solución de continuidad, Milei saltó de su carácter de rock star internacional en España a showman auto celebratorio de su libro en el Luna Park. En sus horas libres, hace de presidente. El discurso del 25 de mayo lo certifica. Entretanto, hay medio país que se sigue congratulando con sus extravagancias. La otra mitad, mira desconcertada.

**La recesión comienza a fagocitar a la inflación. Golpea y fuerte, tanto que se ensaña con los dos artículos de primera necesidad: alimentos y medicamentos.

***Hoy el circo le está ganando al pan. Pero el gobierno debe dejar el show para mejores momentos. Misiones es un faro que indica peligro.

                   Si Ud. desea entender la lógica interna que gobierna las acciones de Milei, seguramente será vana tarea. Ha roto todos los moldes, no quizás por sus propuestas libertarias, que ya tienen mucho camino andado, sino por su modo de construir poder.

                   Ha encontrado un camino por el cual sus adversarios políticos no lo pueden seguir, ha instalado un escenario de disputa que está lejos de los recintos públicos tradicionales y formales.

                   Cómo si ello no fuera sorpresivo, ha descubierto que la mejor forma de ejercer la presidencia del país no es hacerlo en plenitud, sino ser un presidente “part time”, una especie de boxeador que entra y sale, un Nicolino Loche que pega dos cross y sale del cuerpo a cuerpo, para dedicarse a cuestiones menos problemáticas y más divertidas.

                   De tanto en tanto se ubica en el sillón de Rivadavia, en el que no termina de acomodarse, generalmente prefiere alternar en atriles amigos o promover actos parafernales de auto celebración, en los que, lejos de ponerse colorado por sus extravagancias, va afinando cada vez más sus dotes histriónicas.

                   En el acto de Vox, él mismo ha destacado el carácter secundario que asigna a su función de presidente de un país: “Soy el divulgador de las ideas de la libertad, además ejerzo casi provisionalmente la función de jefe de Estado”.

                   Es un jugador nato del póker político. En cada mano, apuesta el resto y, generalmente, hace retroceder al adversario ante su convencimiento apocalíptico. ¿Quién se imaginaría a un presidente apostando todo su capital institucional a una sola jugada?

                   Lo del Luna Park no es sino una continuidad bufonesca de su propio estilo, de España a la Argentina, del rock star internacional de la ultraderecha al showman del acto celebratorio de su libro y de sus desafinadas cantatas.

                   Poco importa lo que piensen los demás. Poco importa que en la Revista Noticias se haya comprobado, con transcripción textual, los numerosos párrafos copiados de otros autores, que junto con su libro Pandenomics lo convierten en un plagiador serial. Comparte el podio de “copiones” con su contendor Pedro Sánchez, que hizo lo propio con su tesis universitaria.

                   ¿Qué importa, si la política hoy es show, si la verdad se construye a través de las redes, si para el ochenta por ciento de sus aplaudidores que abrazan su libro como biblia laica, el texto parece estar escrito en latín?

                   Él mismo, repitiendo sus calificativos de auto bombo, se incluye entre los dos mejores difusores de las ideas de la libertad en el orbe, y los que lo critican “son liliputienses desacostumbrados a ver una persona destacada a nivel mundial” (él).

                   Este presidente a “cuarto tiempo” ha encontrado su zona de confort, que no se encuentra precisamente en la Casa Rosada, sino en las trincheras del mundo, trincheras amigas obviamente, dónde hay sólo halagos, y en las que sus anfitriones no lo invitan por sus ideas, sino por el capital político que les suma tener en sus tribunas a un presidente.

                   Pero, nunca la felicidad es completa y permanente. También hay un país que está lleno de argentinos, que la están pasando muy mal. Maldita herencia de un kirchnerismo que no dejó títere con cabeza en su macabra gestión.

                   Pero ahora, es a Milei al que le toca gobernar. Le gusta manejar la macro, y celebra la baja de la inflación, sin tener debida conciencia de que sigue siendo la más alta del mundo y que tiene su origen, en gran parte, en la retracción del consumo, a niveles nunca vistos, como los alimentos y los medicamentos.

                   Pero la macro también indica que, según el Indec, la actividad económica cayó un 8,4%, la construcción un 30%, la industria un 19,6%, el comercio un 16,7%, y, para colmo, el dólar comienza a saltar y ya está tocando la banda de los $1.300.

                   La realidad de ese país llamado Argentina que preside en los escasos momentos que le permite su actividad de líder libertario mundial, tiene una Provincia que se llama Misiones, que está levantada, principalmente por docentes y policías, también por administrativos, y que puede resultar un potencial peligro de extensión del conflicto al resto del país.

                   Menos mal que la Ley Bases tendría dictamen muy pronto en el Senado, aunque a esta altura no entendemos muy bien que podría cambiar en el panorama general de lo económico y social.

                   Su ya desdibujado pacto de mayo, que no se hará finalmente en la fecha prevista inicialmente, será reemplazado por un discurso. Se sacará el disfraz de cantante y se calzará el traje, la banda y el bastón, para pronunciar desde Córdoba su mensaje el 25 de Mayo.

                   Mientras ello sucede, este artículo ya se habrá escrito, por lo que dejamos su análisis para después. No obstante, conociendo su temperamento temerario, seguramente el presidente repetirá todos las salidas verbales, los ataques personales y la auto celebración de sus logros.

                   Es más, pienso que para cualquier mortal, la tarea de presidente debe ocupar casi todo su tiempo de pensamiento y acción. Dije para cualquier mortal, no para Milei. Sus preocupaciones más importantes pasan por aparecer como un doctrinario de fuste, un difusor prominente de ideas libertarias, un ideólogo revolucionario (con perdón de los plagiados).

                   No creo que en el país la situación esté tan calma como para intentar reducir los sucesos de Misiones a un problema neta y exclusivamente provincial. Los magros salarios de docentes y policías se extienden a muchas provincias, también los de los trabajadores de la salud.

                   Se puede ingresar en un dilema de hierro. Ayudar económicamente a la provincia de la tierra colorada para incrementar sueldos, lo que podría desatar una catarata de reclamos en el mismo sentido de otros gobiernos locales, o dejarla que se arregle con su propia situación, que podría engendrar conflictos violentos que amenazarían extenderse a la superficie nacional.

                   Pareciera que el gobierno libertario no emula a los romanos, que a la par de circo le agregaron el pan. Pan y circo, la fórmula que dio resultado hace más de dos mil años. Pero lo que seguro no resultará tarde o temprano, es poco pan y mucho circo.

                   Nos resulta difícil desentrañar, a mí por lo menos, la lógica del desarrollo del fenómeno Milei. La continuidad del apoyo del 50% de la ciudadanía no es normal en un país en crisis, luego de más de cinco meses de gestión. La explicación no es simplista, no todo se reduce al efecto “roldana” de Cristina. Hay otros elementos nuevos en la política vernácula, que mucho tiene que ver con los cambios en los métodos de la comunicación.

                   De igual modo, aún con la política mileísta que parece ser que “el show debe continuar”, cuidado con el ruido de los estómagos vacíos.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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