Javier Milei juntos por el cambio Paso 2023 Unión por la Patria

EL ELOGIO A LA LOCURA

RESULTADO DISRUPTIVO

“La gente odia a los políticos y ellos no entienden que el sistema cambió. Creyeron que yo era un error del sistema. El hartazgo fue coherente con los votos e hicimos historia”

Javier Milei

*La tarea de pronosticador electoral se ha vuelto una profesión de riesgo. Como nunca, los ciudadanos guardaron sus intenciones electorales para el momento de las urnas. El resultado a favor del hartazgo social fue mayor al esperado. Quedará por ver si el mismo se proyecta con la misma fuerza hacia las generales.

**Puede que para la clase política una reacción sea tardía para las generales. De igual modo, nada está definido, entiendo que el panorama está abierto.

***La cuestión es si las emociones nos dejarán ver las razones para votar en uno u otro sentido. Porque, bajada la espuma de los comicios, hay que gobernar.

                    “Elogio de la locura” es una obra de Erasmo de Rotterdam de 1511, que en su tiempo agitó los ánimos y las mentes. En ella exalta la locura como modo de arremeter contra todo lo humano, representado en ese momento por una casta eclesiástica que hacia uso y abuso de las cosas mundanas y no guiaba a los fieles hacia la verdadera fe católica.

                   Decepcionado por lo que había visto en la curia romana, el autor hace un elogio de la demencia por sobre la razón, para enfrentar con tranquilidad los tiempos difíciles: “cuan felices son los hombres arropados por la necedad”, concluye. Proponía en su obra, una salida casi distópica al estado de cosas vigente en el siglo XVI.

                   Dos mil años antes, algo similar ocurría en la Grecia de los filósofos. En tiempos de duros cuestionamientos a la democracia, apareció la filosofía cínica, de la que Diógenes fue uno de sus representantes. Los cínicos fueron los antisistema. Frente al discurso democrático en decadencia, proponían la queja de “ladrar, mear y masturbarse”.

                   Tal como parece, ni la democracia es un sistema perfecto, no lo fue a través de los tiempos, ni sus detractores dejaron de utilizar argumentos originales para manifestar sus desavenencias.

                   Javier Milei no es un outsider, como pareciera, ni siquiera un antisistema, sino un político que entendió el hartazgo social al comportamiento general de lo que él denominó la “casta” política, y construyó un discurso contra la misma que, con muchas inconsistencias, pegó en las emociones de gran parte de los ciudadanos.

                   Creo entender que muchos votantes de Milei, en su mayoría jóvenes, no han analizado sus propuestas, son votos emocionales contra un sistema que ha terminado por arrinconar el futuro y la esperanza de un país conducido por una dirigencia decadente.

                   Si Erasmo de Rotterdam auspiciaba la demencia como modo de superar el sistema católico corrupto del Renacimiento, si en la Grecia clásica Diógenes proponía comportarse como un perro para protestar contra la democracia, no es raro que el libertario haya triunfado con un discurso disruptivo, muy difícil de sostener en función de gobierno.

                   No es “ladrar, mear y masturbarse” la propuesta, tampoco ejercer la demencia como modo de lograr felicidad, la fórmula del desgreñado parece ser la “antipolítica”, una cáscara que adentro tiene propuestas tales como la venta de órganos, el comercio de personas, la libre portación de armas, además de otras menos locas.

                    No es Milei el asunto, sino el concepto Milei, como lo definiera la periodista Karina Mariani, “una representación antropomórfica del hartazgo social”.

                   Si una democracia consolidada como la de los Estados Unidos fue capaz de consagrar presidente a Trump, si un país con baja inflación como Brasil, eligió a Bolsonaro, si una nación de afianzada alternancia y economía estable escapó hacia la opción de izquierda de Gabriel Boric, ¿por qué los argentinos estaríamos exentos de buscar a un disruptivo Milei como puerta de salida de un 45% de pobreza, 120% anual de inflación, corrupción impune, violencia recargada?

                   La cuestión, en definitiva, no es ésa, la cuestión es que Trump y Bolsonaro salieron eyectados en el siguiente turno electoral, desencantados los ciudadanos de sus respectivas gestiones, y Boric encuentra encrucijadas cada vez más complejas que las planteadas en su “discurso estudiantil” y el pronóstico de su futuro próximo no es muy halagüeño.

                   Voy a decir que el hartazgo forma parte del comportamiento natural del ser humano, el hartazgo con la clase política de un tiempo determinado, también. Lo testifican Diógenes y Erasmo.

                   El problema del hartazgo, sin embargo, no es su existencia misma, sino la forma de canalizarlo que tiene la sociedad. Una gran porción de los argentinos decidieron canalizarlo a través de Javier Milei, aún sin entender o cuestionarse acerca de sus propuestas. Prevaleció la “patada del tablero”, que trasluce el discurso del libertario.

                   Poco importaron sus locas propuestas, tampoco sus inconsecuencias éticas como utilizar los recursos públicos del congreso para sus actividades partidarias, o no asistir a las sesiones como es su obligación como diputado, o no presentar las rendiciones de campaña de su partido, o ser un plagiador serial de artículos y libros.

                   Allí tenemos, blanco sobre negro, expuesto el cerebro electoral de las personas, dónde las emociones están muy por encima de las razones, aunque los arrepentimientos lleguen luego cuando ya sea muy tarde.

                   Una gran parte de los analistas refieren al giro a la derecha del electorado en la Argentina, teniendo en cuenta las posiciones ideológicas expuestas por los ganadores de las Paso. Es secundario, lo importante fue el voto por el cambio de un sistema populista que lleva ya más de veinte años.

                   Si hay que advertir ganadores en las Paso, ello significa mencionar en primer lugar a Milei y su discurso “anticasta”. Pero también a la derrota de los aparatos partidarios y gubernamentales, que nada pudieron hacer contra las emociones agudas del electorado contra la política.

                   Uno de los fundamentos esgrimidos para pronosticar un fracaso de Milei, fue la falta de estructura a lo largo y ancho del país. Sin embargo, no fueron suficientes los aparatos para evitar que el hartazgo social llenara la urna de votos.

                   Algo similar sucedió con Bullrich, que en la interna figuraba muy por debajo de Rodríguez Larreta en cuándo a manejo de estructuras, sin embargo lo superó ampliamente por las mismas razones.

                   Un severo llamado de atención significaron las Paso para los dos partidos tradicionales. Para el peronismo, una decadencia que difícilmente se revertirá. Para el radicalismo, la conciencia de que el territorio no es siempre un elemento determinante en el manejo electoral, debe además refrescar propuestas y no seguir haciendo la plancha.

                   En terminología turfística, con los resultados electorales “hocicó la cátedra”. El cambio se impuso sobre el continuismo y, Milei mediante, el cambio disruptivo. El libertario creció a costa de Juntos por el Cambio, Massa no podía pretender más.

                   Como nunca antes, los ciudadanos preservaron la demostración pública de sus inclinaciones y las postergaron para la urna. Un barajar y dar de nuevo para la política profesional, también para los estudiosos de los procesos electorales.

                   El escenario de tercios previstos por Cristina se hizo realidad, pero al revés. Con el libertario en punta, Juntos por el Cambio en el medio y el oficialismo de Unión por la Patria en tercer término, las generales se presentan difíciles de pronosticar, en especial, como probablemente ocurra, si las presidenciales deban definirse en segunda vuelta.

                   Cuando baje la espuma de las sensaciones que provocan los resultados en el ánimo de tirios y troyanos, probablemente haya algún espacio para la razón. Es mucho lo que nos jugamos.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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