elecciones 2023 Paso

GUÍA BÁSICA PARA ELECTORES DESCONCERTADOS

PRIMARIAS

“El cerebro electoral es una “matrioska”, con sucesivas capas de racionalidad emociones y sesgos. De ese combo, saldrá el sentido de nuestro voto”

Jorge Eduardo Simonetti, El Litoral 26.07.2023

*Las emociones y los preconceptos juegan, y mucho, en la suerte final del voto. Sin embargo, en la pequeña parte racional, un puñado de temas deberían acaparar la atención del ciudadano. La opción básica sigue siendo continuidad o cambio.

**La publicidad política engañosa está a la orden del día, fundamentalmente cuando bajo el disfraz de lo novedoso se quiere ocultar el fracaso del presente.

***Hace 5 años, dijo Massa que “la cuestión electoral y ser ministro de Economía es incompatible en la Argentina”. Hoy lucha para no convertirse en la encarnación de su propio augurio.

                   El lector que presuma que encontrará en este artículo una buena guía para direccionar su voto, temo decirle que se sentirá decepcionado. Nada de ello ocurrirá, porque el voto tiene un sentido personal intransferible, y descansa en un gran porcentaje en la parte subconsciente del ser humano.

                   En textos anteriores publicados en este mismo diario, mencionaba las complejidades del cerebro humano, dónde se define, en encuentro único, nuestras conductas sobre distintos aspectos de la vida, también sobre nuestro comportamiento ante una instancia electoral.

                   Pero, tengo la desagradable sensación de que, al contrario de lo que sucede en el período precomicial, en el que los indecisos van disminuyendo, hoy por hoy se está produciendo el efecto contrario, no sólo que la gente está tardando en decidirse, sino que otros, que sí a aparentemente lo tenían, lo están reconsiderando.

                   Ello no es casual, el desconcierto ha invadido ánimos y pensamientos, todo ello alimentado por procesos cambiantes y encuestas contradictorias, en un inédito torneo de sondeos pagos, utilizados como instrumentos de campaña.

                   Confieso en lo personal, no obstante que me dedico a analizar la realidad política, que los cambiantes sucesos diarios, el comportamiento de los precandidatos y su probable eficiencia para encarar la enorme tarea que le quedará al próximo gobierno, llenan de dudas mi cerebro, como nunca.

                   La ideología, desde que se disolvió la Unión Soviética, ha caído en un lugar de relatividades. Estamos todos inmersos en el sistema capitalista y, aun a costa del discurso muchas veces folklórico, otras nostálgico, las ideas y soluciones no varían sustancialmente, ya no fincan en lo que antes era un amplio espectro entre la izquierda colectivista y la derecha fascista.

                   Entonces, esta guía puede servir en algo a la pequeña porción racional de la mente, que utilizamos para definir nuestro voto. Algunos tópicos son realmente claves para inclinarnos para uno u otro lado, aunque, en todos los casos, no sabemos si los candidatos cumplirán con los planteos de campaña.

                   Juega allí el elemento más incierto de la política, que es la ética personal de cada candidato: el incumplimiento de las promesas puede surgir de la imprevisión o ineficiencia, en cuyo caso es una omisión culpable de carácter fáctico, o del discurso falso del engaño calculado, lo que es una omisión moral. Allí juega la credibilidad que construye cada candidato.

                   El otro planteo primario es la disyuntiva básica: continuidad o cambio. ¿Qué deseo para mi país en esta instancia: que siga como está o que cambie? Aunque, con la situación crítica actual la respuesta es extremadamente simple, hay que conectarla a su vez con la confianza que me genera el candidato sobre su habilidad y poder efectivo para lograr superar esta crisis.

                   En La Nación del domingo pasado, se publica un interesante artículo dónde se formulan 16 preguntas para ayudarte a definir tu candidato en las Paso. Luego, dependiendo del modo en que las respondas, te da los nombres que coinciden con tus opiniones.

                   Esos interrogantes, resumidos ellos, fluctúan en la temática hoy en discusión en la Argentina: si los impuestos deben o no reducirse, si el estado debe tener un rol activo en la distribución de la riqueza, si se debe tener una política industrial proteccionista, si debe haber una reforma laboral que disminuya los costos de producción, si debe haber control de precios, si se debe reducir el gasto público, si se deben eliminar los planes sociales y promover el esfuerzo personal, si la fuerza pública debe desalojar piquetes, si la legalización del aborto y el matrimonio igualitario fueron avances sociales muy importantes, si se legaliza la libre portación de armas.

                   Luego de las respuestas a estos temas que figuran como principales en la Argentina, el artículo pregunta por tu candidato de preferencia. Finalmente, te identifica el candidato que deberías apoyar en la relación a tus respuestas a cada tema interrogado.

                   Confieso que en mi caso, el candidato/a de mi preferencia, de acuerdo a las opciones que elegí, se encuentra en cuarto lugar (¿?). La explicación es simple. Aunque tengo posición tomada respecto a cada tema, he privilegiado la personalidad del candidato.

                    ¿Está mal formulado el trabajo de La Nación? No, por varias razones. La primera es que en algunos casos las propuestas no varían entre candidatos. En segundo, que la ideología tiene muchos menos incidencia, se resalta la importancia del pragmatismo. También, mucho tiene que ver la personalidad del político/a, su aplomo, sus convicciones, sus reales posibilidades de manejar la crisis. Y, finalmente, el sesgo de origen que está instalado en el elector.

                   La opción primigenia, continuidad y cambio, parece diluirse en el caldero de la lógica. Nadie, en su sano juicio, se inclinaría por la continuidad de la inflación, de los índices de pobreza, de la alta tasa de desempleo. El “¿cómo?”, entonces, entra a jugar un papel principal.

                   Y es a partir del “¿cómo?” que nos llenamos de preguntas que muchos candidatos no responden. ¿Es posible parar la inflación sin reducir el gasto público? ¿Es posible reducir el gasto público sin una baja drástica de los planes sociales? ¿Es posible bajar los planes sociales sin afectar la gobernabilidad? ¿Es posible desempoderar a los Ceos de la pobreza sin desestabilizar el gobierno? ¿Es posible desarmar el estado populista de la dádiva en una sociedad que se ha perdido la noción del esfuerzo propio?

                   En realidad, la pregunta de fondo sería: ¿es posible continuar con la dinámica populista sin que todo estalle por el aire? Creo que la respuesta la tienen in péctore todos los aspirantes a la presidencia, aunque algunos no la digan, especialmente los que representan el menú oficialista.

                   El costo cero no existe, vivir sin trabajar a través del financiamiento perpetuo del estado termina siendo una ilusión que con el tiempo empobrece a todo el mundo, ya se está acabando.

                   Paradójicamente, ese costo no lo pagan tanto los empresarios a través de mayores impuestos, ellos tienen más herramientas para defenderse. El precio principal es el de los trabajadores que han reducido drásticamente el valor de su salario real, y los jubilados, cuyos emolumentos han perdido capacidad adquisitiva en un 18,8% en el tiempo del gobierno actual.

                   Guzmán recibió en 2019 un dólar a 60 pesos, hace un año le entregó a Massa en un valor de 239 pesos, hoy está a 550 pesos, con un ministro de economía que es candidato.

                   Dijo el tigrense, en una entrevista realizada por CNN, que: “la cuestión electoral y ser ministro de Economía es incompatible en la Argentina”. A cinco años de su sentencia, lucha para no convertirse en la encarnación de su propio augurio.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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