#COLUMNASIMONETTI Bullrich Massa Paso Rodríguez Larreta

CAMPAÑA DE PICO Y PALA

AHONDANDO LA GRIETA

“Todas las polarizaciones dejan sus huellas, pero cuando dejan de ser coyunturales y perduran en el tiempo, se convierten en rigideces estructurales de cualquier sociedad”

Rocinante

*La campaña electoral para las Paso muestra un escenario de creciente confrontación. Las balas no vienen sólo del adversario, también del lado amigo. Con un mensaje difuso, Rodríguez Larreta no encuentra su nicho. Bullrich, con estilo directo y maximalista, parece crecer con su propuesta.

**La mimetización de Massa con el estilo kirchnerista de perseguir opositores utilizando el estado, es un pésimo negocio. El “juego sucio” oficialista sólo unifica a la oposición.

***El cruce de acusaciones, denuncias, chicanas y golpes bajos, sólo profundiza la grieta. El 10 de diciembre comenzará la verdadera película. El guion, aún está escribiéndose.

                   La campaña electoral para las Paso del 13 de agosto, seguramente pasarán a la historia cómo las primeras que, dentro de un mismo espacio, enfrentan a dos candidatos competitivos, que mantendrán la incertidumbre del resultado hasta que se cuenten los votos.

                   A su vez, se puede advertir, en el juego de propuestas, chicanas, acusaciones y descalificaciones, que a la tradicional ofensiva adversarial se suma un graneado fuego amigo, éste último de mayor virulencia fundamentalmente como consecuencia de la paridad de fuerzas. Es decir, hay que atender al frente contrario, pero sin descuidar las espaldas de las balas de los propios.

                   Hay quienes se alarman por el nivel de enfrentamiento. ¿Existe otro modo democrático de diferenciación que no sea el debate no exento de picante?

                   No obstante, el día después es el que está marcado en el calendario para ver el comportamiento de los derrotados, refiriéndome no sólo a los dirigentes de cada trinchera sino también a los votantes.

                   Es en Juntos por el Cambio en el que se presenta el escenario descripto. Si gana uno u otro, ¿dónde irán a parar los votos del perdidoso? ¿Se mantendrán dentro del espacio? Azuzados por la dureza de la campaña electoral ¿buscarán otras opciones que en definitiva terminen por debilitar al conjunto opositor?

                   Estimo que el grueso permanecerá en su redil, sin embargo, cualquier migración de electores puede resultar oro para el adversario. En caso de que Rodríguez Larreta pierda las Paso, las heridas de campaña podrían direccionar la voluntad de parte de sus votantes hacia el kichnerismo.

                   Si Patricia Bullrich no gana, la cátedra politológica advierte, como opción psicológica para algunos adherentes enojados, el espacio del disruptivo libertario Javier Milei.

                   Todo es posible, pero para contener las voluntades ciudadanas dentro de la trinchera opositora, la prudencia indica que el juego de ideas debe ser más importante que la trifulca entre candidatos. Las heridas personales son más difíciles de suturar luego del enfrentamiento comicial.

                   En esa mezcla de antagonismos internos y externos que son las Paso, se advierte la intensidad de los contrapuntos, hasta tal dimensión que puede definirse como una campaña de “pico y pala” para profundizar la meneada “grieta”. Se intuye que el cierre de la zanja social es apenas un eslogan carente de realidad.

                   El trío gubernamental que conforman el ministro candidato, la auto proscripta vicepresidenta y el turista presidente, aprovechan cuánto acontecimiento oficial haya, para cargar contra el adversario.

                   La inauguración del gasoducto, que incluyó la foto de familia de la simulada apertura de la llave, mostró circulando caudalosamente por los tubos una catarata de descalificaciones políticas, sin que se advirtiera siquiera un centímetro cúbico del combustible gaseoso.

                   Otro tanto ocurrió con la incorporación del avión de los vuelos de la muerte, un acto que, debiendo ser de recogimiento y luto para el sector, sirvió para que Cristina volcara todo el rencor político hacia sus contendientes. El descontento de familiares fue manifiesto.

                    Los enfrentamientos son cruzados, sin que se escatimen medios ni oportunidad para iniciarlos. En tiempos de redes sociales, la del pajarito estuvo activa entre los líderes de los espacios principales, Macri y Cristina que, gasoducto mediante, confrontaron relato contra relato, sin beneficio palpable para ninguno.

                   Con la estrategia de contraponer a Patricia Bullrich como la “enemiga” a vencer, el ministro candidato no hesitó en adjudicarle inconsecuencias políticas en las que él mismo es el especialista.

                   El estilo camaleónico del tigrense lo mimetiza con el entorno, comienza a exhibir los métodos de campaña del kirchnerismo, utilizando el estado para perseguir opositores. A través del Ministro de Justicia todo servicio, Martín Mena, intervino un instituto de estudios de “la piba”, con fútiles excusas.

                   En modo Cristina, Massa además lanzó una denuncia al aire, sin dar nombres ni circunstancias, acusando a economistas opositores de maniobras para impedir el acuerdo con el FMI. Incomprobable y sospechoso.

                    El “juego sucio” oficialista, es una pésima estrategia, sólo logra la victimización de los perseguidos y la unión opositora en defensa de los mismos.

                   En este juego múltiple de intereses y estrategias, Rodríguez Larreta no parece encontrar su espacio. Acosado por un mensaje más directo de campaña de su ocasional adversaria, sólo ha encontrado el contra mensaje “chirle” con la eliminación de la grieta, una obviedad vacía que le hace perder adhesiones internas de una mayoría que busca el cambio.

                   Esa falta de identidad del mandamás de Caba, lo encuentra en un lugar más cercano al kirchnerismo que a su propio espacio, más aún si tenemos en cuenta la coincidencia con el oficialismo de atacar al bullrichismo con una campaña del miedo del supuesto “ajuste con represión”.

                   En ese debate, la Bullrich parece haber tomado la delantera, interpretando el sentimiento del electorado mayoritario de Juntos por el Cambio, que hace hincapié en la “vuelta de campana” que debería significar un futuro gobierno opositor respecto a la inercia kirchnerista. “Si no es todo, es nada”, la frase maximalista de campaña que le cabe como anillo al dedo a las expectativas ciudadanas.

                   Además de la inflación y la economía, uno de los temas centrales de la Argentina hoy es el orden público y la seguridad. Así lo definió una encuesta de D´Alessio/Berenszein.

                   Un régimen que apaña los cortes de la vía pública, que contrapone falsamente derechos y represión, que utiliza a sus aliados piqueteros y gremialistas para demostrar que sin ellos la Argentina no es viable, debe mostrar una respuesta contundente en la oferta opositora.

                   Un estudio del Instituto Pulsar de la UBA, determinó que el 77% está muy de acuerdo o bastante de acuerdo con el aumento de las penas por inseguridad, un 72% con la presencia militar para combatir el narcotráfico y un 73% en darle mayores herramientas a la policía para luchar contra el delito. En ese punto es dónde Bullrich le gana claramente a Larreta.

                   Massa no es la opción de cambio, ¿que podría hacer más de lo que está haciendo en su triple condición de presidente de hecho, ministro de economía y candidato? Milei es el antisistema, el camino disruptivo de los hartazgos sociales contra la clase política, que muestra un evidente estancamiento en las preferencias.

                   Rodríguez Larreta no logra encontrar su lugar en la cancha, su mensaje no parece distinto al del oficialismo. Bullrich hace hincapié en el orden, el cambio y, si es necesario, el conflicto para romper con la inercia populista.

                   Las cartas están tiradas sobre la mesa. No hay lugar para la confusión, las opciones son claras: continuismo, disrupción o cambio. Cada quién debe elegir su papeleta.

                   No hay dudas que la campaña es de pico y pala, para profundizar la grieta. El día después de los comicios, Dios dirá.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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