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CANDIDATOS PRESIDENCIALES: INDULTO, ¿SÍ O NO?

DEFINICIONES NECESARIAS

“Si soy presidente, indulto a Cristina”

Juan Grabois

“Ministro de Economía Sergio Massa, si usted es presidente ¿también indultará a Cristina Kirchner?”

Patricia Bullrich

*El compromiso moral entre las promesas de campaña y las decisiones de gobierno, no son un clásico en Argentina. Los candidatos deberían decirnos, de manera contundente, sus posiciones respecto a un puñado importante de temas. Uno de ellos es el indulto presidencial a Cristina.

**Desde el “salariazo y la revolución productiva” de Menem, hasta “voy a barrer con los ñoquis de La Cámpora” de Massa, las vanas promesas son la marca de agua de los políticos en campaña.

***Los ciudadanos debemos aprender a darle menos emocionalidad y más racionalidad al sentido de nuestro voto. Caso contrario, seguiremos como hasta ahora.

                   ¿Para qué son, o deberían ser, las campañas electorales? ¿Para que los candidatos sonrían, levanten niños, hagan promesas, hablen generalidades, eviten definiciones sobre temas ríspidos, escondan sus intenciones? Evidentemente no, aunque la realidad me muestre como ingenuo escriba.

                   “Si decía lo que iba a hacer, no me votaban”, supo confesar el inefable Carlos Menem cuando en la campaña de 1989 prometió “salariazo y revolución productiva” y, ya en el gobierno, transformó su gestión en un programa liberal y de privatizaciones.

                   El utilitarismo menemista pareció colocar blanco sobre negro las diferencias entre aquello que se supone deben hacer los candidatos y lo que realmente hacen durante sus respectivas campañas.

                   Desde el plano teórico, el contrato entre la sociedad y la política debe tener una base indudablemente moral: la política propone y la sociedad decide. A modo de ejemplo, si la política propone el aumento de planes sociales, la electores deciden votar a favor en contra de la propuesta. Lo mismo, si la propuesta es contraria.

                   La cuestión está en la utilización de la mentira como anzuelo para votantes incautos. Esto es muy común en las campañas electorales, se miente en mayor o menor medida, desde el ocultamiento o la suavización de las verdaderas intenciones hasta la mentira lisa y llana.

                   Si un candidato dice que “hay que echar al FMI de Argentina” y la realidad demuestra que es un sinuoso negociador con el organismo y amigo de sus autoridades, obviamente estamos en presencia de un gran simulador.

                   La Argentina de hoy plantea grandes dilemas con relación a su futuro y a las medidas que deben adoptarse para emerger del pozo o, por lo menos, no seguir cayendo. Sobre esos puntos, no más de un puñado, deben pronunciarse los candidatos presidenciales, concretamente, sin eufemismos.

                   ¿Qué puede ello resultar un salvavidas de plomo para la posibilidades electorales de cada quién? No lo sé, pero mentir no es la opción, no debería serlo, aunque muchas veces un triunfo esté montado sobre los embustes electorales, cuando la ciudadanía ya entregó su instrumento más preciado: el voto.

                   Sin dudas que los temas principales de campaña en este realidad caliente, deberían estar relacionados con la economía, la seguridad, la educación: más o menos planes sociales, derechos sin obligaciones o con ellas, ajuste doloroso o seguir imprimiendo billetes y fomentando la inflación, intolerancia a la delincuencia o hacer la vista gorda, cortes de calle permitidos o prohibidos como modo de protesta.

                   Y, entre éstos temas de campaña, se presenta insoslayable la cuestión judicial, tan vapuleada en estos tiempos, en especial un tema que se dará, casi inexorablemente, durante el mandato del próximo presidente/a.

                   La justicia debe ser independiente de la política, pero hay momento en que confluyen en sentido institucional, éste es ese momento.

                   Vamos por parte: La única facultad presidencial que se conecta con las causas judiciales, es la del indulto. Es una medida especial de gracia, mediante la cual se perdona a quién ha sido condenado por sentencia firme.

                   Pues bien, en el campo de las perspectivas de un futuro próximo, probablemente el siguiente primer mandatario deba lidiar con un probable indulto a Cristina Kirchner, cuestión que Alberto pudo evitar gracias a que no existen condenas firmes contra ella.

                   La vicepresidenta transita instancias decisivas en lo judicial, especialmente en relación con la causa Vialidad, en la que ha sido condenada por el tribunal oral y se espera el fallo de la Cámara de Casación en orden a la apelación de los fiscales y la defensa, para finalmente recalar en la Corte Suprema. Seguramente, habrá sentencia firme durante el próximo mandato presidencial.

                   Hay varias que están en instancias menos avanzadas, en las que, asimismo, potencialmente podría suceder lo propio: Hottesur-Los Sauces, los cuadernos de la corrupción y sigue la lista.

                   Días pasados, Cristina tuvo una dura derrota en el Senado al fracasar la sesión para confirmar por cinco años más, ya que cumplió el límite de los 75 años, a la integrante de la Casación Penal Ana María Figueroa, conocida por su inclinación hacia el kirchnerismo.

                   El contratiempo oficialista en la cámara alta no fue inocuo para el peronista jujeño Guillermo Snopek, quién no asistió a la sesión. Como represalia, fue bajado de la lista de candidatos.

                   Insólitamente, o no tanto, en una demostración subconsciente de la inclinación política de la jueza, en la entrevista senatorial ante la comisión que analiza su pliego, declaró que “hay un ensañamiento contra la vicepresidenta, muchas veces le llegan causas armadas”.

                   Seguramente, no tendrá el acuerdo para continuar cinco años más, y se espera que, en los primeros días de agosto, luego de la feria judicial y en los últimos días de la magistrada en el tribunal de casación, se dicte sentencia en la causa Hottesur-Los Sauces, confirmando o revocando el sobreseimiento sin juicio de Cristina.

                   Ello da la pauta de que, no obstante los cuatro años de Fernández como presidente y los numerosos intentos de influenciar o determinar las decisiones judiciales, la expresidenta se encuentre en el momento más delicado de su periplo penal.

                   Allí es, entonces, dónde confluye la justicia con la política, una probable condena penal firme y un posible indulto presidencial a la condenada.

                   El indulto es una gracia con reminiscencias monárquicas, un facultad judicial atribuida al presidente, que no debe fundamentar la concesión de tal medida.

                   Días pasados, el precandidato de Unión por la Patria, Juan Grabois, se expresó con contundencia sobre el punto: “si soy presidente, indulto a Cristina”.  Ni lerda ni perezosa, Patricia Bullrich lo toreó con un tuit a Sergio Massa: ¿también indultará a Cristina si es presidente?

                   Sin quererlo, o sí, Grabois puso en valor electoral un tema que tal vez se presentaba larvado en la campaña: el indulto presidencial a una probable condena a Cristina. ¿Si o no? Y que la ciudadanía juzgue con su voto.

                   Si bien la economía y la seguridad estén jugando un papel preponderante, el indulto a Cristina debe incorporarse como dato central para el pronunciamiento de los candidatos. La pregunta, por si no resulta claro, está dirigida principalmente al oficialismo de Unión por la Patria, pero tampoco debe ser eludida por los de Juntos por el Cambio.

                   La afirmación contundente de Grabois en sentido afirmativo, el tuit de Bullrich que preanuncia una posición negativa, merece una posición pública de Rodríguez Larreta y, en especial, de Sergio Massa.

                   El tigrense, un experto gambeteador de temas escabrosos, dice lo que cree que la gente quiere oír. Ayer fue que iba a “barrer a los ñoquis de La Cámpora”, hoy que hay que “echar al FMI de la Argentina”. Nada es cierto.

                   “No va a quedar otra que el indulto”, dijo el jurista todo servicio Eugenio Zaffaroni. Se espera la definición del precandidato Massa y su boca de pastorcillo.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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