Sobornar al elector, es la estrategia electoral más vergonzosa para obtener un voto.- Es aprovecharse de su necesidad, intentando comprarle el voto con una dádiva.-
En realidad, el clientelismo político es casi tan viejo como el mundo, nació con la propia política y tal vez con la humanidad.- Casi ningún sector o dirigente puede sacarse el sayo de la indignidad de haberlo ejercido.-
Obviamente que para realizar clientelismo se necesitan recursos.- Éstos, o son públicos o son privados.- Seguramente, en la mayoría de los casos, por lo menos en los más dispendiosos y evidentes, los regalos a los electores más humildes son el producto de la utilización de fondos públicos.-
En forma manifiesta o solapada, detrás de cada colchón, de cada heladera, de cada cocina, están los dineros de todos los argentinos, los que deberían administrarse con ecuanimidad y honestidad, pero que sirven para favorecer a un partido o a un candidato.-
Máximo Kirchner es candidato a diputado nacional en Santa Cruz.- Como por arte de magia, aparecieron en la provincia sureña camiones pertenecientes a la empresa Miglioranza S.A., que trabaja para el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación a cargo de Alicia Kirchner, repletos de electrodomésticos, que seguramente se repartirán en los próximos días.-
Si eso no es clientelismo, el clientelismo dónde está? Pero además, si eso no es malversación de caudales públicos, la malversación de caudales públicos dónde está?
Clientelismo sin vergüenza, que hunde más al sistema en un “vale todo” oprobioso, en el que siquiera se intenta disimular.-
El modelo hace agua, a pesar que algunos santacruceños vayan a dormir en colchones nuevos, enfriar sus bebidas en heladeras flamantes, o preparar sus comidas en modernas cocinas.-
Jorge Eduardo Simonetti