NÚMEROS CON ANABÓLICOS
“La reforma previsional que aprobó el Congreso es una “jodita” que les cuesta a los argentinos 370.000 millones de dólares”
Javier Milei, presidente
Que “rasposos” 17.000 pesos que le correspondería al jubilado de la mínima (la mayoría) con la reforma previsional aprobada por el Congreso, le significara al estado argentino la suma de 370.000 millones de dólares, conforme lo declarado por el presidente Milei, es ingresar, definitivamente al campo de las matemáticas fantasiosas, dónde todos los números adquieren la dimensión anabólica de los “políticoculturistas”.
Desde el punto de vista estrictamente moral, es apenas “devolverle” a los pasivos el 8,1% que el gobierno nacional les manoteó en enero con el cambio de la fórmula previsional. Equivale, mensualmente para cada uno, apenas tres o cuatro kilos de carne por mes.
Que una suma tan irrisoria tenga el costo sideral que expresa Milei, sin que explique consistentemente la forma de sus cálculos, significa una burla a la inteligencia mínima de cada argentino, salvo que, aunque no lo haya dicho, calcule que los jubilados actuales vayan a vivir 150 años más.
Tanto así que la nimia reforma jubilatoria le costaría al estado mucho más que el total de la deuda externa argentina. Una locura, un despropósito sólo comparable con el revoltijo conceptual que representa el gobierno libertario.
Digo yo: ¿y si prueba dando números lógicos y verdades comprobables? ¿No sería mejor? ¿O es que sólo números astronómicos fuera de todo contexto normal, están a la altura de un ego presidencial estratosférico?
Si se aplicaran los cambios sancionados, la proyección a abril sería del 7,2% para cada agente pasivo, implicando que el haber mínimo de setiembre se elevaría de $234.540 a $251.427, con más el bono de $70.000 que continuarían percibiendo, si así se decidiera, los jubilados que no alcanzan el mínimo garantizado.
Cómo puede verse, ni torturando los números al límite de la fantasía más frondosa, el número de Milei llegaría siquiera a una cifra seria. Sus cálculos, según el economista de UCEMA que formaba parte de los equipos de campaña de Milei Carlos Rodríguez, son como “la flatulencia de buzo”.
Pero, ya sabemos, por lo menos creo que gran parte de los argentinos pensantes, que los cálculos del presidente ni siquiera están relacionados con los de un economista mediocre, sino con el de un gobernante que tira números “a la marchanta” con tal de atribuirse, luego, no haber llegado a ellos merced a su propio mérito.
El Indec no es su amigo, porque lo desmiente permanentemente. Tiene su propio librito (no me refiero a aquéllos que plagiara de otros autores), dónde anota los números que le convienen y los da a publicidad con una despreocupación que preocupa.
Pasó algo similar en diciembre de 2023 que, para justificar la brusca devaluación, sostuvo que su medida impidió que se concretara una inflación que viajaba al 17.000 anual. Otro número sin ningún asidero, que con el peor de los vientos, podría haber llegado al 1.455% anual, que muy lejos estuvo de ello.
Cómo es su costumbre, Milei no se ahorró calificativos con legisladores aliados y extraños, calificándolos de “degenerados fiscales”. ¿Javier, qué otra cosa podías esperar cuando son las ratas las que legislan?
No sé si al presidente le cabe la calificación de “degenerado ético”, por darle una chance de corrección a sus políticas de “empatía cero” con los jubilados, pero sí la de “degenerado matemático”, como la demostración más palpable de la violación a cielo abierto de los números que realiza permanentemente sin ponerse colorado.
