#COLUMNASIMONETTI Alberto Fernández FABIOLA YAÑEZ

ALBERTO, EL GRAN SIMULADOR

VIOLENCIA DE GÉNERO Y FRAUDE

“Oh, Oh, sí, soy el gran simulador, a la deriva en un mundo por mi cuenta, he jugado el juego pero para vergüenza mía, me has dejado llorando completamente sólo”

El gran simulador, Buck Ram, Los Plateros

                La caída de un caído. Parece un oxímoron, pero no lo es, porque siempre se puede caer más bajo. Es la realidad de Alberto Fernández, ex presidente de los argentinos, que egresó del gobierno con la peor imagen que se recuerde de los primeros mandatarios de nuestro país, y hoy, para su desgracia y la nuestra, vuelve a la primera plana de los diarios y sitios de internet, por denuncias relacionadas con fraudes de seguros y violencia de género.

                “No tengo nada que ver con la corrupción; puedo dar clases de decencia“, dijo el 21 de octubre de 2023, cincuenta día antes de dejar el poder, afirmación que sólo unos meses después quedó desdibujada ante la investigación de un fraude gigantesco con seguros para la administración pública, en la que tendría un papel fundamental juntamente con su secretaria privada.

                “Volvimos para ser mejores y volvimos para ponernos en el lugar de la mujer. Volvimos también nosotros para ser mujeres y entender lo que les pasa a las mujeres”, expresó Fernández el 20 de setiembre de 2020. Lo completó con la creación del Ministerio de la Mujeres, Géneros y Diversidad, a cuyo frente colocó a la abogada defensora de derechos humanos y feminista, Elizabeth Gómez Alcorta.

                Días pasados explotó la bomba de la denuncia de la ex primera dama Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández, por violencia de género, que no consistió sólo en un episodio sino en una saga de agresiones físicas y psicológicas contra la misma.

                Con las fotos de la cara y el brazo de Fabiola con lesiones, Alberto, cómo no podía ser de otra manera, salió con un descargo casi infantil, efectuado en el blog de su amigo Verbistky: “No fue un golpe, sino un tratamiento antiarrugas”.

                El beneficio de la duda y el principio de inocencia no se le niega a nadie. No obstan, sin embargo, para efectuar consideraciones públicas, porque no sólo no se trata de una persona común sino de quien fue presidente de la nación. Además porque fue la administración que se encargó de fomentar, difundir, hacer campaña y adjudicarse la categoría   de kilómetro cero en materia de derechos humanos sobre la diversidad de género, la violencia contra las mujeres y el feminismo.

                Tal vez sea una cuestión que linda con la patología, no lo sé, pero no cabe dudas que Alberto Fernández fue un gran mentiroso, el gran simulador, que, como el tero, cantaba en un lado y ponía los huevos en otro.

                Nos encerró en pandemia, dio cátedra de moralidad en cuanto al cumplimiento de las normas de encierro, su popularidad, en ese entonces, estaba por las nubes. Pero, descorrido el velo, sus fiestas de pandemia, el vacunatorio VIP, el desfile de “novias” por el despacho presidencial y muchas otras lindezas, demostraron que sus palabras eran tan falsas como su personalidad de simulador.

                Caso único el de Alberto. Careció a la mínima dignidad que debe suponerse en una persona, al permitir como presidente ser atropellado por la vicepresidenta y ser reemplazado por Sergio Massa, sin dudas una personalidad débil. Pero esa debilidad no le impidió someter a su esposa a castigos inhumanos, mientras se llenaba la boca de discursos moralistas y proteccionistas de los derechos humanos.

                 “No unió a los argentinos, los últimos no fueron los primeros y no puso al país de pie. Le quedaban dos banderas: la honestidad y el feminismo”, editorializó Letra P, las dos últimas que terminaron de arriarse bajo el peso de la ignominia.

                Es decir, Alberto fue un presidente fallido, y de ello ya no caben dudas. Pero, el asunto se extiende como mancha venenosa a su entorno y principalmente a su movimiento de pseudo progresismo, no en este caso por las ideas que se sostuvieron en este último tiempo, sino por la hipocresía de su doble vara moral.

                Todo el kirchnerismo sobreactuó “la sorpresa” ante los hechos, nadie sabía nada. Incluyendo a la Ministra del área, Gómez Alcorta, lugar dónde la propia Fabiola dice haber recurrido sin tener respuesta alguna. Así, todos, desde su entorno más íntimo hasta figuras que deberían haber conocido la situación como Cristina.

                Y, que quede claro, así cayeron por el peso de su hipocresía supina, todo un movimiento político que se intentó apropiar de los derechos humanos que son de todos, sin distinción de banderías. Las cátedras que dictaban son las distracciones que tenían cuando los acusados eran del palo, para ellos el pañuelo verde se volvía de un negro tan negro como la noche.

                Y que no me vengan a decir que un caso no invalida toda su política de derechos humanos y defensa a la mujer. Primero, es público los numerosos casos que involucraron a personajes relacionados con el poder, que los “dueños” del progresismo miraron para otro lado.

                En segundo lugar, no pueden pretender hacer un control de daños limitado al caso Alberto, porque se trata de un gobierno, que manejó especialmente el tema desde un pedestal de supuesta moral y pretendida superioridad, que hoy cae como castillo de naipes ante tanta hipocresía.

                No están en juego aquí las ideas, que son objeto de otro análisis, sino el comportamiento de muchas personas, y un gobierno todo, que han engañado al pueblo argentino con discursos altisonantes que sólo tapaban sus propias inconsistencias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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