EL CONTRALIBERALISMO
“Vamos a hacer una sala de prensa de elite. Periodistas que pueden demostrar que merecen estar cerca del Presidente de la Nación”
Manuel Adorni, vocero presidencial con categoría de Ministro
*La Argentina tendrá su CIA propia: la SIA (Secretaría de Inteligencia Argentina). A su vez, permitirá la presencia en las conferencias de la Casa Rosada, sólo a los periodistas “que lo merezcan”. En uno y otro caso, las medidas exceden lo prudente y se inscriben en una excesiva norteamericanización de la estética y la impronta gubernamental, y en una grave amputación de la libertad de prensa. Lamentable.
**Es importante aclarar que en los Estados Unidos, liberales son los del Partido Demócrata. Los otros, los libertarios o paleolibertarios, son populistas de derecha, que adhieren a la teoría de Murray Rothbard.
***El temperamento autoritario, la intervención en la economía y las imposiciones, demuestran que el gobierno se aleja cada vez más de su supuesta ideología liberal.
Tengo un muy buen amigo que desde hace muchos años da la batalla cultural contra el populismo. Desde que asumió Javier Milei, vengo notando que sus historias en Instagram consisten en subir bellas imágenes de estructuras icónicas, como el Obelisco, la cúpula del Congreso, la gran ciudad iluminada.
Pero, las fotos no son de nuestro Obelisco porteño, ni de la cúpula del Congreso Nacional o de la ciudad de Buenos Aires, sino del Obelisco de Whashington D.C., la cúpula del Capitolio y las luces de Nueva York.
No creo que ello esté mal, tampoco soy quién para juzgar. Utilizo esta anécdota personal para manifestar el grado de norteamericanización del gobierno y parte de la sociedad en la estética y la impronta.
Por dar un ejemplo, además de los cinco viajes del presidente a los Estados Unidos, la Casa Rosada ha cambiado sus ornamentos tradicionales por una mala copia de la Casa Blanca, tanto para las conferencias de prensa como para las denominaciones de las oficinas presidenciales y los logos identificatorios.
Podría ser una cuestión menor, pero no lo es. Es una manifestación, a mi humilde juicio, que excede la admiración que pudiera tenerse con la democracia del país de norte, para inscribirse en una cuasi autocolonización cultural.
Debo confesar que la presencia del fenómeno Milei, me ha obligado a profundizar mis lecturas sobre el liberalismo. Y me he dado cuenta de que el libertarismo (populismo de derecha), tiene profundas diferencias con el liberalismo clásico.
Con innegable influencia “rothbardiana” (Murray Rothbard, activista y escritor norteamericano, autor de “Populismo de derecha: una estrategia para el paleolibertarismo”), puedo afirmar, con pocas dudas, que la ideología del oficialismo gobernante no es liberal, sino libertaria, con las diferencias marcadas que ellas conllevan.
No es el objeto de este artículo, profundizar el análisis ideológico, pero en los Estados Unidos los del Partido Demócrata son los liberales.
Lo que quiero marcar es que, la estética y la impronta estadounidense se van profundizando en el gobierno, en detrimento de una argentinización de las ideas y los procesos políticos, no como los de un nacionalismo cavernario, sino como la base mínima para gobernar un país que se llama Argentina y no Estados Unidos.
Cómo ejemplo de ello, quiero analizar dos cuestiones que se han dado en la semana que pasó y que demuestra lo que estoy argumentando: la creación de la nueva Side, y la de una elite periodística habilitada para estar en las conferencias de prensa de locuaz Adorni.
El gobierno decidió disolver la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y crear cuatro nuevas entidades especializadas que estarán bajo la órbita de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
El punto positivo para el mundo de los espías, es que se pretende dividir el mando único del espionaje nacional, y eliminar la inteligencia interna ilegal. Aplausos, si ello se alcanza en los hechos.
Pero no nos olvidamos de nuestros amigos del norte. Una de las entidades, la dedicada a la “recopilación de información estratégica alrededor del mundo” y a la “cooperación con agencias de inteligencia” internacionales “aliadas” (léase CIA y MOSSAD), no sólo tiene mimetización con la tarea de inteligencia internacional de los Estados Unidos, sino también es casi una copia del nombre: SIA (Servicio de Inteligencia Argentino).
Con la nueva estructura, volverán, oficial o extraoficialmente viejos “espías” que fueron oportunamente desplazados, como Antonio Jaime Stiuso y el primer Secretario de Inteligencia de Carlos Menem, Juan Bautista “Tata” Yofre.
La segunda decisión del gobierno, toca peligrosamente la libertad de prensa, que constituye la base de toda democracia republicana.
Este gobierno no es precisamente un dechado de virtudes en punto al respeto de la libertad del periodismo para ejercer su trabajo. No lo es el vocero presidencial, y menos aún el presidente, que se cansó de maltratar a periodistas y medios simplemente por tener opiniones diferentes a las del primer mandatario.
Con ataques de furia, reiteradamente embistió contra el periodismo -y contra periodistas puntuales-, calificándolo como un espacio “corrompido, ensuciado, prostituido”, y, como si ello fuera poco, prometió “bajarlos de la torre de marfil en la que creen que viven”.
No le gusta al presidente que le señalen errores, que lo desmientan o que simplemente difieran con su opinión. Barrerlos es su consigna.
Es por ello que resulta harto cuestionable la decisión gubernamental de crear una “elite” de periodistas, que serán los únicos a los que se les permitirá participar en Casa de Gobierno.
Dijo Manuel Adorni que participar en las conferencias de prensa del gobierno “sea un privilegio”. No pudo ser más específico y crudo el vocero, “un privilegio”, no una obligación gubernamental en una democracia republicana.
Y no es difícil colegir que, en un gobierno al que no le gusta siquiera la opinión diferente, el parámetro de los que sean aceptados o rechazados para integrar la “elite”, pase por su simpatía o antipatía con la administración Milei.
“Vamos a hacer una sala de prensa de elite. Periodistas que pueden demostrar que merecen estar cerca del Presidente de la Nación”, dijo Adorni en el programa de Majul (tan luego).
Me hace mucho ruido, no sólo las restricciones para el acceso a la información pública, derecho básico de los pueblos, sino además el verbo que utilizó Adorni: “merecer”. ¿Qué es “merecer” estar cerca del presidente? ¿Buenas calificaciones en la universidad de periodismo?, ¿examen de eliminación académico y ético?, ¿calidad del periodista?, o simplemente el dedo del gobierno para los periodistas adictos.
No tengo dudas que se busca que en las conferencias de prensa y en la actividad presidencial sólo estén los medios y periodistas “amigos”, que le soben el lomo al presidente, y que de vez en cuando sean autorizados a deslizar alguna crítica benigna, como para demostrar falsa independencia.
No es liberal lo que hace el gobierno en torno al periodismo, es el populismo autoritario en su máxima expresión. De allí a acallarlo existe un corto trecho, estalinismo puro.
Es más, la agencia Telam, que durante muchos años fue la agencia oficial de noticias, despedirá a gran parte de su personal. Según la información, se convertirá en la Agencia gubernamental de Publicidad y Propaganda, con sólo noventa trabajadores expertos en marketing.
No hay nada más incongruente que un gobierno de sesgo pretendidamente liberal, tenga una estructura para hacerse autopropaganda. Y si no, pregúntenselo a Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich.
De tal modo, la creación de una SIA argentina, con olor a CIA norteamericana, la elitización de las conferencias de prensa de la Casa Rosada, para los periodistas elegidos por el propio gobierno, y la creación de una Agencia de Propaganda Gubernamental, son hitos de un gobierno que es de todo, menos liberal.
Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI