DE TUCUMÁN A SUN VALLEY
“De regreso a nuestra querida Patria. Tremendo viaje. Seguimos sembrando a la par que solucionamos los problemas económicos. ¡Argentina será próspera! Gracias, Presidente”
Luis “Toto” Caputo, Ministro de Economía
De dos reuniones, una formal en el país, la otra informal en los EEUU, participó el presidente Milei en menos de una semana.
En el salón histórico de la Casa de Tucumán, por pocas horas, estuvo el primer mandatario para firmar el “Pacto de Mayo”, una enumeración decenal de buenas intenciones, que fue acompañado por la rúbrica de 18 gobernadores y de su hermana Karina (¿). Mientras tanto, Macri, afuera, sufría el frío de la medianoche y el gélido destrato del ceremonial.
Sólo un par de días después, inició su undécimo viaje al exterior hacia una reunión de billonarios, anualmente realizada en Sun Valley (Idaho) en los E.E.U.U. Por falta del ARG01, lo hizo en un lujoso avión Gulfstream de la firma Flyzar del empresario Gustavo Carmona, cuyo alquiler, se estima, fue de 290 mil dólares.
Sus reiterados viajes al exterior, que ya suman once, cinco a los E.E.U.U. y los restantes a Europa, importan cuarenta y cuatro días fuera de la Argentina, con un recorrido total de 215.368 kilómetros. Fuerte contraste con los escasos 2.400 Km. al y desde el Jardín de la República, y las escasas tres horas que estuvo allí.
No resulta materia de este artículo, analizar el costo sideral de los viajes del presidente, y si corresponden que sean pagados por el Estado, cuando la mayoría de ellos no suponen una actividad oficial, antes bien una campaña autocelebratoria de sus pretensiones de convertirse en líder libertario mundial.
¿Y entonces? Pretendemos hallar el hilo conductor de ambos encuentros, uno nacional y otro internacional. Debemos aceptar que, tanto la breve estadía en Tucumán, como la efectuada en el ostentoso Sun Valley, parecería unidos por la pretensión de enhebrar acuerdos que sirvan para el mejoramiento de las condiciones económicas de la Argentina.
Pero debemos coincidir en que ambos eventos son aspiracionales, aleatorios, de pronóstico reservado. Aunque diferentes, tanto en la histórica casa tucumana como en Sun Valley, puede decirse que el presidente tiró semillas del futuro libertario, con la pretensión de encontrar suelo fértil que las haga fructificar.
La verdad es que, lo que se lee en el documento firmado en Tucumán y lo que se vio en el acto de gobernadores y el presidente firmando un papel con diez objetivos, no puede calificarse como concreción de un acuerdo que obligue a los mandatarios provinciales sobre las pretensiones del presidente.
Ninguno de los enunciados de la carilla son ejecutivos, por lo que se necesitará mucho más para que se conviertan en políticas públicas consensuadas. Para ello se constituyó el denominado “Consejo de Mayo”, que propondrá proyectos.
El Consejo formado, puede darle certidumbre a una sentencia cuya autoría se discute entre Napoleón y Juan Domingo Perón: “Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema perdure, nombra una comisión”.
Pero lo notable del Pacto de Tucumán, es la estética y la actitud de los actores. De riguroso traje oscuro, sólo hubo dos que a través de sus indumentarias manifestaron cierto acto de rebeldía. El gobernador de Santa Fe, que se vistió de gris y el de Salta que llevó un poncho al hombro.
Pero el paneo de las cámaras, mostraron a individuos, los gobernadores, que pudieron ser reemplazados por estatuas de cera propias del museo de Madame Tussauds. Eran imágenes, cuerpos humanos, que no denotaban entusiasmo alguno, cuerpos sin alma. Mandatarios que fueron obligados por temor a que se le recortaran los fondos por no firmar el Pacto. Es decir, el temor pudo más que el amor.
¿Qué y cómo se concretará el acuerdo? Es una incógnita. La reforma previsional y laboral pueden ser las más realizables.
Días después, a miles de kilómetros, se realizó la reunión de billonarios, dónde Milei pronunció un discurso de veinticinco minutos. Independientemente de su contenido, el objeto fue de entusiasmar a ricos y Ceos, de la tecnología principalmente, a invertir en Argentina, presentándola como un país con seguridad jurídica.
A decir verdad, pareciera que se lo invitó a Javir Milei al campamento de multimillonarios de la costa oeste de los E.E.U.U., para escuchar lo que consideran “un bicho raro”, un personaje con una visión disruptiva del mundo, con más curiosidad que intenciones serias de enhebrar negocios en la Argentina.
Querían conocer, además, como piensa el presidente que derrotó al populismo en un país que tiene la más alta inflación del mundo.
Es decir, que de allí a la inversión concreta en nuestras tierras, que traigan capitales importantes que activen la alicaída economía, hay varios pasos que ni siquiera fueron objeto de un análisis. Es decir, sonrisas, palmoteos en el hombro, y veremos.
De vuelta, en el lujoso avión alquilado, con capacidad para catorce pasajeros, quizás Milei no tuvo tiempo de evaluar los resultados del encuentro con su Ministro de Economía Toto Caputo, por que se puso a postear furiosamente por X, aprovechando que la aeronave es la primera de América del Sur que cuenta con la tecnología satelital Starlink.
