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VALDÉS EN SU LABERINTO

CASUALIDAD O CAUSALIDAD

“Es un defecto común de los hombres no preocuparse por la tempestad durante la bonanza

Maquiavelo

*Cuando todo parecía dado en la evolución de la política correntina, el lamentable hecho del niño desaparecido da por tierra con las conjeturas de los analistas. Un error no forzado del gobernador, cambia el escenario y torna imprevisible el futuro político de la provincia. La pregunta es si será capaz Valdés de salir del propio laberinto que ha construido, y que hoy lo muestra desorientado sin encontrar la salida, aunque su imagen de gestión todavía lo mantiene a salvo.

**La sensación de omnipotencia es mala consejera cuando se ejerce el poder. Las defensas bajan y sucesos extraños a la política pueden desencadenar consecuencias institucionales.

***Lo primero es lo primero: encontrar al niño sano y salvo. Luego veremos los capítulos que restan en este trajinar hasta las elecciones del año entrante.

                   En la madrugada del viernes 2 de octubre de 2009, fue hallado muerto en su auto y con un disparo en la cabeza, Hernán González Moreno, quien por entonces era titular de la Agencia Corrientes que canalizaba toda la publicidad gubernamental del gobierno del radical Arturo Colombi.

                   Faltaban sólo dos días para la segunda vuelta electoral para elegir gobernador, entre dos candidatos radicales, primos ellos, Arturo (gobernador en ejercicio) y Ricardo Colombi (exgobernador).

                   Tras mutuas acusaciones que mezclaban la muerte con la política, la causa finalmente fue cerrada como suicidio, aunque los fiscales habían reclamado la recaratulación como suicidio inducido.

                   Hoy, en plena y descarnada disputa interna entre dos popes del radicalismo, uno el gobernador Gustavo Valdés y el otro su otrora padrino Ricardo Colombi, sucede la desaparición del niño Loan.

                   ¿Qué tiene que ver un hecho con el otro? Causal o casualmente, el lamentable hecho fue mezclado con la política correntina. Si bien tienen condimentos distintos, hay personajes y circunstancias comunes que alimentan la fantasía popular, azuzada convenientemente por marchas, una cobertura periodística voraz y algunos errores no forzados cometidos con más inocencia que planificación.

                   Ricardo Colombi, gobernador por tres veces en el siglo XXI, fue el creador del espacio político que desplazó al núcleo de poder que hasta entonces manejaba la provincia: el Pacto Autonomista Liberal y su heredero el Partido Nuevo.

                   Con mucha astucia y mano firme, las gestiones del mercedeño tuvieron siempre el mismo sello distintivo: pago de sueldos en término, previsibilidad financiera y una gran habilidad para tejer alianzas entregando cargos pero no poder.

                   Sus sucesores, siguiendo la metodología a pie juntillas, vienen gestionando una provincia sin grandes conflictos a la vista. Corrientes es altamente dependiente del Estado, dónde el pago en término de sueldos públicos, aunque bajos, constituye la columna vertebral de una gestión sin grandes sobresaltos.

                   La imposibilidad constitucional de reelección le impidió a Ricardo postularse nuevamente para las elecciones de 2005, para lo cual ungió como candidato a su primo Arturo, que ganó las elecciones con la fusta bajo el brazo.

                   Pero como el que llega, gobernar quiere, los conflictos entre los primos no tardaron en aparecer. Finalmente, se enfrentaron en los comicios de 2009, el año en que sucedió la muerte de González Moreno, resultando triunfante Ricardo.

                   Reelecto en 2013, modificación de la Constitución Provincial mediante, Ricardo completó tres mandatos. Impedido de presentarse nuevamente, en 2017 vuelve a elegir un delfín, Gustavo Valdés, que finalmente resulta consagrado primer mandatario, lo que repite en 2021.

                   Obviamente, con un sabio manejo de la lapicera, el ituzaingueño prácticamente le copa el partido a su mentor, siendo 2024 el escenario de disputas internas que se definirían electoralmente en octubre.

                   Nuevamente, Ricardo debía medirse con alguien que su dedo había elegido como sucesor. Sabe que tiene todas las de perder en lo interno (supuesto que admite prueba en contrario), pero no es hombre de amilanarse y es capaz, políticamente, de sacarle jugo a las piedras. Se habla de su participación por afuera de la estructura radical, como en 2009.

                   Con dos mandatos consecutivos, con una alta imagen de gestión en la ciudadanía, comenzaba a advertirse en Valdés ese mal que aqueja a los que disfrutan una luna de miel interminable con el poder.

                   Ese virus del poderoso, tiene una contracara, la sensación de omnipotencia, que produce un efecto circular, dónde todo comienza y termina en el mandamás. Es un veneno que ingresa lentamente en el torrente sanguíneo, y que provoca la baja de las defensas normales, y por lo tanto un estado de éxtasis que puede ser interrumpido por, tal vez, un solo hecho, lo suficientemente disruptivo como para demostrar la endeblez de los encumbrados.

                   Ese hecho le pasó a Valdés: el caso Loan, el tiempo mostrará las consecuencias. Con la guardia baja y errores no forzados, el propio gobernador no tuvo la reacción necesaria para egresar del propio laberinto que supo cimentar. No encontró su propia puerta de salida.

                   Es que el poder construye sus propios muros, casi inexpugnables para los de afuera, pero indescifrable para los de adentro si es que han perdido las coordenadas de la realidad.

                   Un error garrafal, cometido desde su propia cuenta de X, lo hace pasar a Valdés desde una cómoda posición político-partidaria, a una complicada situación dónde el periodismo nacional hizo centro para fortalecer su propio rating.

                   Casi inconcebible en un político con experiencia, dio a conocer datos judiciales protegidos bajo secreto sumarial, sucedidos en el marco de la justicia provincial.

                   Sin encontrar la llave de salida, su estrategia fue la de permanecer oculto en su propio laberinto, para hacer un control de daños. “Hay mucho carancheo político”, se defendió. Comienza a salir tímidamente.

                   Mientras tanto, las marchas por Loan no dejan de sucederse, su entremezclado con la política tampoco, la presentación periodística del interregno radical de más de veinte años como un sistema feudal, todos mezclados, dan por resultado una madeja muy difícil de desenrollar y, obviamente, el rating por los aires de los medios nacionales.

                   En el terreno judicial por la desaparición del pequeño Loan, no dejan de tejerse y destejerse teorías varias, todas con elementos indiciarios que muestran una trama digna de investigación de Hércules Poirot.

                   Pero en la arena política, también se especula sobre un armado para serruchar las patas del sillón del gobernador, dónde hasta hace un mes se sentía cómodo y seguro y hoy parece que en cualquier momento puede desplomarse.

                   Las malas lenguas dicen que es su principal adversario político interno el elemento acelerador del incremento del daño político hacia la figura del primer mandatario. No nos consta, sí que es un experimentado luchador que, al decir de Almafuerte, no se siente vencido ni aún vencido.

                   Mientras tanto, antes del caso Loan, el propio gobernador cometió el error, a mi juicio, de desmembrar la alianza que lo llevó al poder, esperando construir una propia que lo desprendiera de su mentor.

                   Hoy, el armado político en Corrientes se encuentra complicado de predecir, hay distintas opciones que pueden, inclusive, desalojar al radicalismo del poder que ejercen hace más de veinte años.

                   Por lo pronto, la disputa interna que los dividirá seguramente. Pero, el triunfo de Milei le dio alas a los partidos provinciales que venían oficiando de furgón de cola, importantes en la suma de votos pero no en las decisiones, de la alianza dominada por el radicalismo desde el 2002.

                   Es posible que presenten su propia opción electoral, que puede adquirir importantes perspectivas a pronto que consideremos la división oficialista y el apoyo del presidente de la nación a la opción libertaria autónoma.

                   Todo está por verse, la definición del caso Loan puede ser un elemento que juegue en uno u otro sentido.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

 

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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