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“VIEJOS MEADOS”, LAS VÍCTIMAS DEL AJUSTE

NUEVA FÓRMULA EN DIPUTADOS

“La equidad es la bondadosa templanza habitual, propensión a dejarse guiar, o a fallar, por el sentimiento del deber o de la conciencia, más bien que por las prescripciones rigurosas de la justicia o por el texto terminante de la ley”

Real Academia Española

*A los tres millones de jubilados existentes, durante su mandato el kirchnerismo le agregó cuatro millones más sin los aportes completos, lo que convirtió al sistema previsional argentino en inviable. Significa entre el 35 al 40% del presupuesto. Durante la gestión de Alberto Fernández, la masa jubilatoria perdió dos puntos del PBI, del 8 al 6%. Hoy Milei, con su objetivo del déficit cero, les quitó un 8,1% más, que es el que repusieron los Diputados. Si se convirtiere en ley, ¿vetará Milei? o primará la equidad mínima para un sector por demás vulnerable.

**Los dos tercios obtenidos en Diputados para la fórmula jubilatoria, es un severo llamado de atención al presidente, que precisa viajar menos y dialogar más.

***A seis meses del inicio de su mandato, Milei no obtuvo ninguna ley. A pesar de que está en condiciones de elaborar una mayoría operativa en el Congreso, su temperamento de niño gruñón se lo impide.

                   La base fundamental del programa del gobierno es el drástico ajuste de las cuentas públicas, con el objeto de eliminar el déficit y reducir la inflación.

                   En esa tarea, existen dos componentes fundamentales del gasto excesivo producto de años de populismo. Los subsidios a las tarifas y el sistema previsional.

                   Hablando de éste último, el jubileo irresponsable dispuesto por el kirchnerismo fue, en primer lugar estatizar las AFJP, idea de Amado Boudou que le permitió ser Ministro de Economía y hacerse de una caja importante.

                   El segundo fue el festival de moratorias de jubilaciones, que permitió a muchos argentinos que no hicieron los aportes correspondientes o no los completaron, ingresar el sistema argentino de pasividad.

                   Rompieron la ya deteriorada proporcionalidad entre personal en actividad y pasivos, incrementando el número de jubilados de 3 a 7 millones. Verdaderamente, un crack para las finanzas públicas.

                   La consecuencia fue que el costo del sistema previsional argentino pasó a ser el rubro más importante del presupuesto nacional, tanto que su incidencia es del 35 al 40% del gasto total.

                   Y eso no es todo. De acuerdo a un cuadro estadístico dado por el Jefe de Gabinete Guillermo Francos, las pensiones nacionales por invalidez subieron geométricamente. De un total de 79.581 en 2003, pasaron en 2023 a 1.215.548, exceptuando el período de Macri. Entre Ríos pasó de tener 1.895 pensiones, a 44.723, Corrientes de 2.138 a 72.382 y Chaco de 4.637 a 99.087. Todo gracias a la bondadosa repartija política de Néstor y Cristina.

                   Obvio, ello tuvo se consecuencia más directa en la caja estatal, pero también en los verdaderos aportantes del sistema, que ingresaron en un círculo progresivo de pauperización de sus ingresos.

                   Una estafa. Los jubilados se duplicaron, pero no la cantidad de dinero a repartir, obviamente empobreciendo absolutamente a todos.

                   Hoy, el dilema del gobierno libertario es equidad para los mayores o ajuste sin miramientos. A través del DNU 274/24, se decidió una fórmula de actualización de las jubilaciones, en cuyo empalme, el jubilado ya pierde el 8,1% de enero, ya que la inflación en ese mes fue de 20,6% y la recomposición gubernamental fue apenas del 12,5%.

                   La verdad que el jubilado siempre viene perdiendo. Durante la gestión de Alberto Fernández, de un 8% del PBI que significaba el gasto previsional, bajó a un 6%

                   Entonces, entre la equidad y el objetivo déficit cero, los más viejos fueron lo que más aportaron, con una licuación casi criminal de sus magros ingresos.

                   ¿Qué hizo Diputados? Compensar la pérdida con la incorporación del 8,1% omitido en enero, además de establecer una fórmula similar a la del DNU. En términos económicos, significa incrementar el déficit fiscal en un 0,4% del PBI, contra el 2% que proponía el proyecto kirchnerista.

                   No es una panacea la media sanción de Diputados, pero por lo menos es introducir un poco de equidad en la distribución de las cargas, para que no sea la parte más vulnerable de la sociedad la que lleve sobre sus espaldas el costo del ajuste.

                   Milei, como es su costumbre, a puro grito amenazó con el veto, a pesar de que el número de diputados que aprobó el incremento excede los dos tercios. Falta el Senado.

                   Y aquí cabe la reflexión, que se adentra en lo más profundo de la ideología. El populismo reparte sin importarle el mañana, que es hoy y que es el crack de las finanzas públicas y una inflación con recesión terribles.

                   El libertarismo, en cambio, con el mensaje de que el sacrificio de hoy – ¿cuánto tiempo? – es el premio para mañana, ingresa en la fase aguda del ajuste impiadoso.

                   La pregunta es, ¿cuánto tiempo o cómo se sostiene un ajuste que cae sobre las espaldas de los más vulnerables? Porque no nos olvidemos que, además de las planillas Excel, la Argentina también está llena de argentinos.

                   Es cierto, con su tesis individualista, los libertarios son los únicos en condiciones -Macri no pudo- de hacer el recorte sin miramientos, pero también, suma al protagonista de ese recorte, Javier Milei, con una personalidad despojada de empatía con la gente, al que poco le importan las consecuencias sociales. Fiel discípulo de Lord Byron, que a comienzos del siglo XIX dijo “Cuando más conozco a la gente, más quiero a mi perro”.

                   Es cierto que el gobierno se encuentra entre la espada y la pared. Por un lado un Congreso que no le ha aprobado aún ninguna ley, la de Bases continúa en veremos, y que desea avanzar en cuestiones diversas como las privatizaciones. Aun así, no vemos que la susodicha ley pueda cambiar sustancialmente los parámetros de la economía tal cual hoy evoluciona.

                   Y si ésa es la espada, la pared es el propio Milei que no dialoga personalmente y en su estructura mental sólo caben imposiciones, no diálogo.

                   Es cierto que el gasto previsional es uno de los principales rubros del presupuesto. Pero, o dejamos a la clase pasiva librada a la suerte de jubilaciones de hambre y nos mantenemos con el objetivo fijo del déficit cero a cualquier costo humano, o contemplamos la otra cara de la moneda, dónde la equidad mínima y elemental debe conjugar.

                   Pretendemos saber por que lado de la opción transitará el presidente: “Defenderé la caja a puro veto”. Lástima que no anula otros rubros menos dolorosos, como las millonarias ventajas impositivas de las empresas de Tierra del Fuego, que se llevan la parte del león.

                   La otra cuestión que impactará fuerte sobre el bolsillo ya muy castigado de los argentinos, es la quita de subsidios a las tarifas energéticas y del transporte. Ello importará fuertes aumentos en el pasaje y las boletas de servicios, en un interminable suma y sigue.

                   Nadie ignora que estamos pagando el festival populista del kirchnerismo, que irresponsablemente incrementó los gastos estatales sólo para obtener adeptos, un sistema que tarde o temprano alguien paga, en este caso, lamentablemente, aquéllos ubicados casi en el último peldaño de la escala económica.

                   De este gobierno hubiéramos esperado más equidad en el reparto de las cargas para disminuir el déficit. Lo dijo la Universidad Católica Argentina en su informe: además del 55,5% de pobreza y el 17,5% de indigencia, hay un promedio del 25 al 30% que no tiene garantizada su comida diaria. Punto.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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