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CUANDO LOS SÓTANOS CRUJEN

CRISIS TERMINAL

“Nunca más a los sótanos de la democracia”

Presidente Alberto Fernández, 10 de diciembre de 2019

*Son muchos los que creen que el sistema de poder kirchnerista se acerca a su Waterloo. La corrupción de sus dirigentes, el gasto prebendario, la crisis económica y el escándalo de los espías, son los estertores de un régimen sin muerte digna.

**Ante semejante panorama, sólo en Argentina puede darse el milagro de que el candidato oficialista entre en la última semana con chances todavía.

***Milei es producto de sí mismo y de las condiciones objetivas. Ha sido capaz de receptar la aversión al continuismo. Si eso le alcanza para ganar y gobernar, se verá.

                   No soy adivino ni pretendo hacer adivinanzas. Resta una semana y los resultados electorales siguen siendo una incógnita con el condimento siempre presente de la danza de encuestas que empiojan aún más la incertidumbre.

                   Puede ganar Milei, o tal vez Massa, pero lo que se siente seguro es que estamos presenciando los estertores de un sistema de poder y de impunidad que muestra los signos de una muerte tardía.

                   Una frase común dice que “el pescado se pudre de la cabeza hacia abajo”, y nunca mejor aplicable a la Argentina del régimen kirchnerista.

                   Cuatro lustros de vigencia, interregno de Macri mediante, de una maquinaria de manejo del estado que invadió todos los ámbitos institucionales y ciudadanos, que marcó la cultura de modo casi indeleble, que no dejó caja pública sin saquear, que nos condenó a vivir un presente de pobreza e inflación, tiene evidentes signos de que el mal hizo metástasis en sus cimientos.

                   La descomposición comenzó por la cabeza, sus principales ejecutantes, Cristina y la larga nómina de procesados y/o condenados, con Néstor como precoz ideólogo, están enredados en procesos penales avanzados o detrás de las rejas.

                   La estación de Alberto presidente, que se pensó como la última para borrar las huellas del latrocinio, no completó su tarea y hoy se necesita un nuevo y más eficaz ejecutor del plan de impunidad que se inició hace más de ocho años.

                   Pero más pasa el tiempo y mayores son las complicaciones. Juega ahora, como quizás no lo hiciera antes con la intensidad necesaria, una gran parte de la ciudadanía que está dispuesta a inclinarse hacia cualquier opción que proponga un cambio de paradigma.

                   Cómo si Massa no tuviera lo suficiente con las pústulas que comienzan a drenar aceleradamente la pus acumulada, se le aparece ahora un elemento impensado que puede resultarle su Waterloo definitivo: el escándalo del espionaje interno, el sótano del sistema comienza a dar síntomas definitivos de derrumbe, los signos de implosión llegan a los fundamentos de un poder en retirada.

                   Alberto no terminó, como lo prometiera, con los sótanos de la democracia, los exacerbó o lo hizo su mentora. Si no nos extrañó que la escasez del combustible fuera una consecuencia necesaria del sistema populista, menos aún lo hace ahora la exposición pública del método subterráneo de la lucha política, como es la utilización de espías.

                   Es que el régimen se alimenta no sólo de adhesiones a través de la dádiva, también cuenta con un lado más oscuro y menos conocido, ese mismo mecanismo que terminó con la vida de Alberto Nisman, el tremendo magnicidio irresuelto.

                   El espionaje interno siempre fue el arma preferida de los totalitarismos y autoritarismos. En éste caso, según vamos conociendo, la lista comprende no sólo a políticos opositores, también a oficialistas, a personajes conocidos y, fundamentalmente, a los jueces.

                   Lo de la justicia es explicable. Siendo el principal propósito del gobierno de los Fernández dejar a su jefa política libre de procesos, el ataque a la persona de los magistrados fue el objetivo principal.

                   Esa ofensiva gubernamental se basó principalmente en presunta prueba adquirida ilegalmente a través del sistema de espionaje, con la intervención de teléfonos, hackeo de celulares, y otras lindezas, que están terminando de la peor manera, con sus autores expuestos a la luz pública.

                   Es decir, el sótano de espías proveía de elementos a la superficie de la política. Así se instrumentó el juicio a los miembros de la Corte Suprema, con el diputado oficialista Rodolfo Tailhade como nexo entre los espías y la Comisión.

                    Si el mecanismo de extorsión está en manos de personajes no sólo de la alta política sino también de facinerosos de los servicios, nos corre un frío por la espalda el pensar que un fiscal de la Nación, trabajando para descubrir a los responsables del tremendo atentado contra la Amia, fue encontrado, en circunstancias harto sospechosas, muerto en su propio baño, una situación que se produjo durante el gobierno de Cristina.

                   Obviamente, este nuevo escándalo del espionaje, no es sino uno más de los que se le vienen presentando al candidato oficialista y que le están haciendo perder la compostura.

                   Si Massa fue elegido para representar electoralmente al kirchnerismo en estos comicios, fue precisamente por su impavidez ante las verdades incómodas que tendría que enfrentar durante la campaña. Pero, esto es “too much” aún para un personaje como Massa. Ya no puede atajar el sol con las manos, comienza a dar signos de irritabilidad que antes eran propios de su oponente, Milei.

                   Aun cuando el tigrense no puede sentirse satisfecho con su pésima gestión como Ministro de Economía, sí debe festejar que llega a la última semana como candidato con posibilidades. Una economía estallada, un sistema político herido de muerte, un escándalo tras otro, y él todavía peleando con chances, es un milagro que sólo puede darse en la Argentina.

                   No es un dato menor, es beneficiario del piso peronista. Sus dotes de prestidigitador le están agregando el resto, aun cuando resulte difícil que le alcance.

                   De la nada, Milei ha sabido construir políticamente en dos etapas. Una primera, como elemento disruptivo de la política, con propuestas tan locas como difíciles de instrumentar, pero que le valieron un piso de adhesiones. En la segunda, como potencial presidente, intenta captar el voto restante presentándose menos confrontativo y dejando en la nebulosa muchas de sus propuestas iniciales.

                   Estoy casi seguro de que más de la mitad de los que votaron a Javier Mieli no conocen la ideología libertaria. Impulsados por el grito de guerra “viva la libertad, carajo”, están a su lado, más que por sus propuestas, porque se sienten convocados por una épica, esa misma épica que no supo construir Juntos por el Cambio.

                   Pero, en tren de tener las cosas claras, la mística libertaria se está construyendo a partir de la confrontación con el kirchnerismo, algo parecido a lo que sucedió con la conformación de Juntos por el Cambio allá por 2015, que reunió a macristas y radicales en torno a la oposición a un sistema autoritario y corrupto.

                   Pero ese tipo de alianzas para luchar contra un enemigo común tienen una fecha de vencimiento. El vencimiento es la debilidad de ese enemigo, que quita motivación para la unión opositora.

                   La primera vuelta determinó la muerte de Juntos por el Cambio. No pensaban lo mismo, como creían. Las diferencias políticas e ideológicas se hicieron sentir ante el desdibujamiento del enemigo. Es que el pegamento sin ideas comunes, es un pegamento oportunista, termina por desvanecerse y las partes se autonomizan y vuelven por sus fueros de origen.

                   Puede que suceda lo mismo con esta nueva alternativa. Se verá. Por lo pronto, en el debate el tigre explicar cómo hacer lo que no pudo hasta ahora y el león demostrar que puede ser gatito.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

 

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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