ESCENARIO CALIENTE
Jorgesimonetti.com
“En la medida en que se destruya más el peso -la moneda en la que cobran el 99,9% de los argentinos- va a ser más fácil para mí dolarizar”
Javier Milei, 5 de octubre, Mar del Plata
*¿Cómo hacer olvidar la derrota de Massa y Milei a manos de Bullrich en el segundo debate? Con una hecatombe. Al día siguiente, lunes, el libertario califica al peso de “excremento” y fomenta el retiro de los depósitos bancarios. Disparada del dólar, la gente desesperada y olvidada de cualquier otra cosa.
**El prescindente Fernández, “desaparecido en inacción”, reaparece para denunciar a Milei por intimidación pública. Se completa el “menage a trois”.
***Si, siendo candidatos, uno fabrica la plata y el otro la incendia, ¿qué harán si alguno de los dos resulta electo presidente?
Hace unos días un amigo me preguntó si conocía las causas de la disparada del dólar. Muy seguro de mí mismo, le respondí que se debía a la fabricación infinita de moneda sin respaldo y a las declaraciones descalificatorias de Milei sobre nuestra moneda.
Agregué:
-Si vamos a personalizar, diría que son Massa como imprentero, Milei como pirómano y el prescindente Fernández como autoridad política.
-No, no, no -me respondió mi amigo, con una sonrisa sardónica en sus labios. -Esos tres que mencionaste integran un “menage a trois”, un trío endogámico de mutuos placeres, concesiones y estrategias, con objetivos comunes.
-La verdadera culpable es Patricia Bullrich -agregó, sin que se le borrara la mueca canchera.
-Estas re loco o me estás cargando, amigo -respondí algo molesto. – ¿Bullrich?
-Sí, Bullrich, por su desempeño en el segundo debate presidencial. A Milei y a Massa, la Patricia les dio una verdadera paliza, en términos boxísticos, o un baile, si vos querés que lo diga en términos futboleros.
Sintiéndose con pleno dominio de la escena, siguió su teoría:
-La única manera que tenían ambos de borrar ese domingo aciago, era producir un hecho impactante que hiciera olvidar la mala noche. Y, al día siguiente, Milei vino a completar lo que Massa viene elaborando tan trabajosamente con su “plan platita” y la impresión descontrolada de pesos. O no lo escuchaste el lunes cuando el libertario bramó: “Nuestra plata es excremento, no renueven los plazos fijos”.
-Obviamente -concluyó mi amigo -todo saltó por los aires, la gente comenzó a huir despavorida del peso hacia el dólar, con la consecuente disparada de la divisa norteamericana.
Lo que siguió, fue mi pensamiento en voz alta:
-La derrota en el debate quedó sepultada bajo una tonelada de preocupaciones de la gente. Genial, estrategia pura de Massa y Milei. Aunque, a decir verdad, maquiavélica, se llevan puestos a los ciudadanos, con tal de alcanzar sus objetivos de poder. Tiene lógica la explicación, yo no lo había pensado así.
Agrandado como galleta en el agua, mi amigo concluyó su teoría:
-Si Patricia Bullrich no les hubiera ganado el debate, el dólar seguiría subiendo pero más tranqui, no había necesidad electoral de causar una hecatombe como la que ocurrió.
Ya sólo, comencé a reflexionar sobre el diálogo mantenido. Por un lado, Sergio Massa viene gestionando la economía con su traje de candidato, imprimiendo e imprimiendo billetes, que cada vez valen menos, pero que le sirven para ir sustentando su demagogia electoral. Total, lo que se hace “puré” es el bolsillo de la gente.
Por resolución del propio Massa, se incrementaron las partidas presupuestarias de 129 programas, incrementando el déficit en 420 mil millones de pesos, de los cuales 43 mil millones van para la empresa que conduce su esposa, Malena Galmarini. Se calcula que hasta ahora, sólo el “plan platita” está insumiendo gastos del erario por 2,4 billones de pesos.
El candidato oficialista está haciendo muy bien su trabajo para que caigamos en una hiperinflación. Se estima que la Casa de la Moneda está imprimiendo 3 billones de pesos mensuales. Suma y sigue.
Pero, ello no es suficiente para cerrar el círculo de ese acuerdo perverso que se supone que existe entre el oficialismo y La Libertad Avanza. Faltaba el golpe de efecto, que hace impacto en la gente, una declaración incendiaria de Milei. No tardó en hacerla el mismo día lunes: “el peso es excremento, no renueven los depósitos bancarios”.
Y, obviamente, pum, el dólar por las nubes, y el peso escapándose como agua entre los dedos de los bolsillos agujereados de la gente. “Cuánto peor, mejor”, es la teoría del libertario, dice la economista Marina Del Poggetto.
A pesar de los fuegos de artificio y de las declaraciones “pour la galerie”, Massa le está haciendo el trabajo sucio a Milei. Lo dijo el mismo desgreñado en Mar del Plata: “la destrucción del peso me va a facilitar la dolarización”. La sociedad M&M sigue funcionando en esa dirección, uno prende el fuego y el otro lo aviva con nafta.
Hay que mirar un poquito hacia atrás para ver como la historia se repite. En 1989, una declaración de un hombre clave de Menem, el entonces diputado Guido Di Tella, desató la hiperinflación en el final del mandato de Alfonsín, al hablar del “dólar recontra alto”. Lo mismo hizo Alberto Fernández contra Macri en 2019, al plantear que “este precio del dólar es una ficción, todos sabemos que está subvaluado”.
No son del todo certeras las posiciones de los libertarios, al sostener que no son las declaraciones las que mueven el dólar hacia arriba, sino las medidas de gobierno. Un poco y un poco, porque la economía es una ciencia social y la credibilidad es un factor determinante del sistema.
Los economistas, en general, criticaron con dureza las declaraciones del libertario, que las repitió en conferencia de prensa del pasado miércoles, aunque en este caso con el aditamento de su temperamento intolerante al no soportar una pregunta de un periodista, al que calificó de “grosero”.
Una metáfora del economista Martín Tetaz, describe la situación: “Milei quiere conducir a la gente hacia la puerta 12”, trayendo al recuerdo la tragedia que costó la vida de numerosas personas en el estadio Monumental, que buscaban salir por la fatídica puerta que se encontraba cerrada. Muy obvio, cuando peor estén los ciudadanos y menos valga el dinero, mejor para su proyecto dolarizador.
Por todo ello es que, con espíritu un tanto conspiranoico, debo decir que no sólo se puede hablar de la irresponsabilidad del imprentero Massa y del incendiario Milei. No sería raro que, además del acuerdo electoral, esté escondido detrás otro negocio más redituable con los movimientos de la moneda norteamericana.
Como si ello no fuera suficiente, de pronto, ta tan ta tan, éramos pocos y parió la abuela. Apareció el prescindente Fernández, “desaparecido en inacción”, para hacer una denuncia contra el piromaníaco por intimidación pública. ¿Hacía falta? Sí, para completar el “menage a trois”.
Uno los fabrica, el otro les prende fuego en la plaza pública, el tercero lo denuncia, y la gente mira, sin dar crédito a sus ojos, el bacanal electoral que nos pone al borde de la hiperinflación y, por qué no decirlo, a la disolución de la posibilidad de hacer gobernable el país en el futuro.
Tremenda conclusión del The New York Times: son los propios candidatos los que están “provocando un shock financiero a una de las economías más grandes de América Latina”.
La pregunta que sigue es: ¿qué hará si alguno de los dos resulta electo presidente?
Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI