#COLUMNASIMONETTI Bullrich juntos por el cambio Rodríguez Larreta

EL COMPLEJO RADICAL

CAMPAMENTO OPOSITOR

“Macri y Bullrich van por un ajuste muy brutal sobre las clases medias”

Elisa Carrió

*En Juntos por el Cambio se han revelado algunas diferencias instrumentales, estratégicas y un tanto ideológicas. El radicalismo tradicional, inscripto en la socialdemocracia, muestra su tradicional complejo político, una desafección a lo que denominan el “neoliberalismo”. Sin embargo, la política moderna ha disuelto el ideologismo, y prevalecerá el objetivo común de la república.

**Las verdaderas Paso, las únicas, se llevarán a cabo en J x C. Con Larreta más corporativo y Bullrich más cambiemita, la oposición presenta un interesante panorama para el debate político.

***Ni los radicales y larretistas son tan populistas ni los macristas y bullrichistas tan liberales. La cuestión final es, luego de las Paso, aunar fuerzas para derrotar el autoritarismo.

                   Son éstas las primeras Paso reales, aquéllas competitivas y que definen no sólo candidatos de un espacio, sino también proyectos políticos o matices dentro del mismo.

                   El sistema partidocrático argentino siempre se manejó con internas cerradas, que nunca resultaron verdaderos comicios sino simplemente la consagración formal de los candidatos elegidos por las élites partidarias.

                   Las Paso son un invento kirchnerista de 2006, con reminiscencias a las primarias estadounidenses, en las que votan todos los empadronados y no sólo los afiliados, y que deberían tener un sentido democratizador.

                   Digo “deberían”, porque rara vez lo tuvieron, mejor dicho no lo tuvieron hasta ahora, porque generalmente se compite con lista única o con lista privilegiada, lo que determinó en todos los espacios que casi siempre ganara el “caballo del comisario”.

                   En el oficialismo sigue siendo de esa manera, una competencia ficticia entre Massa, el ungido por el poder, y Juan Grabois, un pibe de barrio Norte que dice representar al sector lumpen de la Unión por la Patria, pero que en realidad es el instrumento que justifica el sistema.

                   En el espacio del grupo opositor mayoritario, Juntos por el Cambio, las Paso de 2023 constituyen toda una novedad para la democracia nacional, porque es la primera vez que se realizará un comicio competitivo. Los grupos en pugna, están planteando a la ciudadanía diferencias o matices.

                   Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta son las cabezas visibles de ambos sectores. Tienen, a mi juicio, un elemento común que, transcurridas las Paso, los cohesionaría para representar de mejor manera a la oposición: el carácter republicano de las propuestas, que significaría la contracara de la opción populista del oficialismo.

                   Pero no todo es color de rosa en el espacio. Ambos sectores internos, tienen diferencias, unas meramente instrumentales, otras estratégicas, y tal vez algunas ideológicas. No olvido los ataques personales.

                   Resalto, en principio, la naturaleza distinta para “juntar votos” que tiene cada uno. Rodríguez Larreta apunta más a enhebrar acuerdos con partidos, sectores o dirigentes que le acerquen votos del espacio que cada cual representa. Es decir, una especie de alianza de carácter más corporativista, con el radicalismo como principal sustento.

                   Patricia Bullrich, en cambio, si bien suma dirigentes radicales a su campamento, direcciona más su estrategia a destacar sus propuestas y, como consecuencia natural, su figura de candidata a la primera magistratura.

                   El mensaje del jefe de gobierno de Caba está centrado, principalmente, en destacar una futura gestión que acabe con la “grieta”, es decir una especie de unión sin propósito, el “cambio” resultaría de esa pretendida desaparición de la puja política.

                   Veo en Bullrich mayor decisión para generar un país distinto, definiciones más concretas en cuanto a distintos temas, entre ellos se destaca especialmente el rubro de seguridad ciudadana.

                   La convención radical realizada para confirmar su pertenencia a la alianza de Juntos por el Cambio, tuvo su inclinación preferente por el sector interno del Jefe de Gobierno de Caba, que completó su fórmula con el presidente de la UCR Gerardo Morales.

                   Sin perjuicio de la profundización del análisis de las propuestas de ambos sectores, días pasados pudo verse mayor beligerancia de la parte larretista en contra de su ocasional adversaria, especialmente desde declaraciones de popes radicales.

                   Acusan al tándem Bullrich-Macri, de pretender un ajuste brutal sobre la clase media, sostenido a través de una “represión brutal”, según textuales expresiones de Lilita Carrió, de cuño radical.

                   No debemos olvidar el carácter explosivo, cambiante y maniqueo de la titular de la Coalición Cívica, que, paradójicamente, fue conjuntamente con Sanz, fundadora de la alianza ganadora con el Pro en 2015. ¿Habrá cambiado tanto Macri para ser calificado de represor brutal?

                   El radicalismo forma parte del tradicional sistema de partidos de la Argentina. Entidad política sequiscentenaria, tiene un vasto asentamiento territorial y un conjunto de representantes institucionales importante: 3 gobernadores, 400 intendentes, senadores, diputados, concejales, muestra músculo político insoslayable a la hora de las definiciones electorales.

                   En su origen fue un partido de masas, configurado para luchar contra “el régimen” conservador de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Incorporó a la vida política a amplios sectores rurales y urbanos, pequeño-burgueses y proletarios, con la determinante presencia de un liderazgo como el de Hipólito Irigoyen.

                   El peronismo vino a ocupar una parte importante del espacio de la UCR, incorporando las reivindicaciones que de manera primigenia pertenecían al mensaje radical. De tal modo, sin renunciar a su origen de movimiento de masas, el núcleo radical fue asentándose en aquello de lo que carecía su primo hermano: la defensa de la república.

                   De tal modo, no obstante las distintas alianzas que conformó a través del tiempo, nunca se sintió del todo cómodo integrándose a sectores que representaban al pensamiento liberal primero, y neoliberal después.

                   El carácter hegemónico con que el peronismo hace política y gestión, lo obligó a colocarse en la vereda de enfrente en las justas electorales luego de la recuperación democrática. Primero Raúl Alfonsín, luego una alianza con sectores de izquierda como el Frepaso, y, finalmente, en el nuevo siglo, con el partido creado por Mauricio Macri, más volcado a la derecha para el paladar del radicalismo tradicional.

                   Los comicios de 2015 marcaron una polarización extrema originada en la gestión kirchnerista multiplicada por tres mandatos continuos. Su populismo exacerbado y el autoritarismo de gestión, no tardó en unificar a la oposición y surgió Juntos por el Cambio, que llevó a la presidencia a Mauricio Macri.

                   Hoy, ante un escenario de internas dentro del espacio, las aguas se dividieron entre dos candidatos del Pro, en el que uno de ellos, Rodríguez Larreta, tiene su principal anclaje en el partido de Alem e Irigoyen.

                   Y, obviamente, a partir de esa divisoria, comienza a resurgir la tradicional postura radical que se acerca más a la visión de un estado benefactor de la socialdemocracia, pariente cercano del populismo moderno, que a la libertad económica que es propia del liberalismo.

                   Por ello hablo en el título del “complejo radical”, que se mantuvo larvado en otros tiempos, pero que resurge con fuerza a partir del debate interno de las Paso. A decir verdad, en muchos dirigentes radicales con impronta tradicional, siempre les hizo ruido estar al lado de sectores liberales. Es más, muchos de ellos se sentirían más cómodos con el populismo peronista si éstos no fueran tan sectarios, hegemónicos y autoritarios.

                   Sin embargo, ni los bullrichistas son tan liberales ni los larretistas y radicales tan populistas, pueden encontrarse muy probablemente en coincidencias que permitan unificar mensaje tras la figura que finalmente surja de las Paso.

                   La política moderna ha bajado la importancia de la ideología cerrada, ha ampliado los espacios para las coincidencias, y, en el caso de Juntos por el cambio, esas coincidencias deben encontrarse en un prerrequisito fundamental: la democracia liberal, que supone tolerancia y pluralismo.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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