#COLUMNASIMONETTI Massa política incombustible

LA POLÍTICA INCOMBUSTIBLE

CONCEPTO MASSA

“La de Massa es una candidatura contra las leyes de la física”

Jorge Liotti, La Nación

*La imparable escalada inflacionaria y la vertiginosa caída del nivel de vida de los argentinos, no es óbice para que el principal responsable de la marcha de la economía, Sergio Massa, se mantenga subido al caballo de aspirante a la candidatura presidencial única del oficialismo. “Cuando peor, mejor” parece ser la lógica del Frente de Todos. Una forma de extraviar al electorado, con el humo de su mejor vendedor.

**Sin objetivos y planes a la vista, el único propósito es postergar hasta los comicios, el estallido de una brusca devaluación que nos vuelva a los argentinos el doble de pobres.

***La historia del tigrense lo califican para protagonizar las piruetas necesarias para llegar, aún a costa del engaño a la gente.

                   La política debe ser la actividad que con mayor asiduidad suele otorgar segundas oportunidades, también terceras, cuartas y, por qué no, quintas a algunos por ahí.

                   A estos últimos, a los que se reciclan permanentemente para presentar lo viejo y vencido como novedoso, se los denomina “políticos incombustibles”, capaces de atravesar las llamas de los fracasos y salir apenas chamuscados.

                   La historia argentina y también la correntina, tiene algunos ejemplos, el de esos personajes que raramente les cae ir atados a la suerte de sus propias conductas, por su extraordinaria capacidad de mutar en los momentos precisos y reciclarse. “Morir con las bostas puestas” no es lo de ellos, hacen un culto a la vida y prefieren preservarla cambiando de botas.

                   Sergio Massa es un ejemplo de esa no tan “rara avis” de la política, “siempre caen parados” diría mi abuela. De hecho, nunca murió con las botas puestas, guarda en su placar una colección envidiable de ellas, para todos los gustos, desde las más liberales hasta las más populistas. De última, para el tigrense, las botas no son una cuestión de principios, simplemente las utiliza como accesorio cosmético.

                   No quiero subestimar la capacidad de los lectores, resulta redundante listar los archivos de la memoria sobre la carrera política del Ministro de Economía, y fundamentalmente la consistencia de sus opiniones. Desde la UCeDé hasta el kirchnerismo, desde amenazar a los ñoquis de la Cámpora hasta constituirse en su principal aliado, fluyen ríos de inconsistencias y mutaciones de su verbo y posición política.

                   Su discurso es una suerte de marxismo a lo Groucho: “éstos son mis principios, si no le gustan tengo otros”. Intra gobierno es un político que trabaja para unificar apoyos a su candidatura presidencial, afuera es un “técnico”.

                   En la reunión de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (AmCham), ante ochocientos líderes de negocios, nuestro cultor de la avenida del medio dijo: “dejé la política hace nueve meses, soy un técnico” (¿técnico de qué?).

                   Su desmesurada ambición y su falta de apego a elementales principios éticos, lo convirtieron en el prototipo del político oportunista que atraviesa los incendios sin correr la suerte de sus compañeros circunstanciales de ruta. Se auto percibe “incombustible”, pero ¿es su suerte, su habilidad de vendedor de humo, el entorno político, la sociedad, los que lo convierten, una y otra vez, en protagonista principal de la política?

                   El oficialismo se encuentra en un tembladeral político, económico y electoral. No consigue candidatos medianamente competitivos para la próxima contienda, “la jefa” se va en amagues pero no lo será casi seguramente. El plan “A” para el kirchnerismo no es ella, ni tampoco Kicillof, es Sergio Massa.

                   Y allí viene la pregunta: ¿cómo puede, el responsable del área gubernamental que peor funciona, ser el mejor candidato que pueda ofrecer el gobierno?

                   Massa, valga el juego de palabras, viene recibiendo “massaso tras massaso”. Prometiendo a fines del año pasado que para abril la inflación rondaría en los tres puntos porcentuales, la realidad le dio un duro golpe, el 8,4%, con una proyección anual del 108,8%, la mayor desde 1991, tiempos de la hiper.

                   Pero el ex intendente, ex titular del Pami, ex Jefe de Gabinete, ex presidente de la Cámara de Diputados y actual Ministro de Economía no es hombre de amilanarse, al contrario, fortalece sus ambiciones en medio de las crisis.

                   Es más, intuyendo que es casi la única carta del oficialismo para salvar la ropa electoral, en contra del no presidente Alberto Fernández que promueve las Paso, exige ser designado candidato único por el Frente.

                   “No nos entra un quilombo más, necesitamos orden político para que haya orden económico”, dijo días pasados, como condicionando su candidatura a la unificación política, y echando responsabilidades por la crisis económica a los otros dos integrantes del triunvirato: Cristina y Alberto.

                   La expresión “cuanto peor, mejor” fue pronunciada por un revolucionario socialista ruso en el siglo XIX, Nikolái Gavrilovich Chernyshevski. Se refería a que a mayor deterioro de las condiciones de vida de los obreros y campesinos, mejor para precipitar la revolución.

                   La misma es un arma arrojadiza habitual en la política. Se la suele endilgar a la oposición, acusándola de agitar las crisis para mejorar las propias condiciones de acceso al gobierno.

                   Sin embargo, como otra prueba de que la Argentina es un país sin paralelos, la frase parece caerle como anillo al dedo al oficialismo: cuánto peor funciona la economía, el mejor candidato es el responsable de ésta.

                   Massa representa el desafío que el gobierno propone a la inteligencia social. Es decir, ofrecer como candidato a un saltimbanqui con el peor resultado de gestión, es desafiar a los parámetros normales de la racionalidad de la sociedad. ¿Quién en su sano juicio lo votaría? El gobierno cree, al contrario de lo que indica la lógica, que somos muy flojos de memoria y el bolsillo no quema tanto como parece.

                   El “tercer triunvirato” que gobierna al país, dicho eufemísticamente, luce desconcertado. La vicepresidenta, cuotifica sus apariciones en vista de la debacle, el no presidente es un comentarista de su propio gobierno, y el ministro de Economía, tiene un ojo en su gestión y otro en su ansiada candidatura. Nunca tantos para tan poco.

                   Mientras tanto, el pasado fin de semana se reunió el equipo económico para más de lo mismo: mayor cepo, anticipar ingresos y postergar egresos, seguir alargando la mecha a costo de agrandar la bomba.

                   No se menciona plan económico alguno, aunque más no sea de corto plazo, la cuestión es “durar” hasta los comicios, postergar la explosión que se traduce en una devaluación brusca que de un plumazo nos convierta a los argentinos en el doble de pobres que hasta ahora.

                   Cuando se continúa con la emisión brutal de papel moneda sin respaldo y una suba estratosférica de las tasas bancarias, nada bueno puede suceder más que seguir metiéndole presión a esta olla gigantesca que es la economía argentina, a punto de estallar. “Cuándo metes en cana al arbolito, es que todo se fue al carajo” dijo un empresario.

                   Pero el tigrense no es hombre de rendirse, de allí el “concepto Massa”, a golpe de remo de su ambición sin límites, no hesita en sacrificar a todo un país con tal de alcanzar la posibilidad de calzarse el traje de presidente.

                   Termino con una frase del escritor checo Milán Kundera, que en su obra cumbre, “La insoportable levedad del ser”, expresó que “aquél que quiere permanentemente llegar más alto, tiene que contar con que algún día lo invadirá el vértigo”.

                   Mientras tanto, Massa pretende seguir escalando posiciones, seguramente con puñados de Dramamine en sus bolsillos.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

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Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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