¿GOBIERNO DE RICOS O PARA RICOS?
“La democracia sustituye con la elección por la mayoría de incompetentes al nombramiento por la minoría de corruptos” (George Bernard Shaw, Hombre y Superhombre, 1903)
El gobierno del pueblo es la democracia, que en la era moderna se hace a través de representantes electos por el mismo.- La “cleptocracia”es el gobierno de ladrones, la “plutocracia”de ricos.- Si, tanto ladrones como ricos, son electos por la ciudadanía, podemos hablar de “democleptocracia” y “demoplutocracia”.-
Cualquier similitud con la Argentina del siglo XXI no es mera casualidad, es una referencia dolosa a la cualidad más destacada de nuestros últimos avatares políticos e institucionales, aunque de ninguna manera estamos en condiciones de afirmar que constituyen encuadramientos categóricos de sendos períodos de gobierno.- Es, de algún modo, una brújula retórica para que se sepa de qué estamos hablando.-
En la teoría, no hay quien cuestione la democracia como el mejor sistema de convivencia.- Sin embargo, del discurso a los hechos, el método tiene un progresivo envilecimiento por las inconductas y las ineptitudes humanas.-
George Bernard Shaw puso en duro cuestionamiento la habilidad del conjunto para elegir, pero es íntima, pues, la relación entre la incompetencia y la corrupción en los mecanismos de representación democrática, tanta que muchas veces cuesta diferenciarlas en el pequeño círculo del poder.-
La relación entre la incompetencia y la corrupción es íntima
La historia es cíclica, el comportamiento social también.- La gente reacciona en respuesta a su pasado reciente.- Si tuvo un gobierno débil, prefiere a un líder poderoso, aunque devenga en autoritario.- Si lo tuvo autoritario, prefiere un conductor tranquilo y democrático.-
Lamentablemente, también ese proceder reaccionario se traslada a los juicios de valor respecto a la actuación de nuestros representantes.-
Si hoy tenemos una sociedad en carne vivaen relación a la descomposición éticadel estado, ayer esa misma sociedad estaba inmunizada con una gruesa capa de indiferencia respecto a la moral de sus funcionarios.- El famoso “roba pero hace”.-
A decir verdad, el relativismo moral hace presa también del conjunto de los ciudadanos.- Si la economía va bien, la tolerancia social a la corrupción es mucho mayor.-
La tolerancia social a la corrupción es mayor si la economía va bien
Luego del estallido social y económico de 2001 y del “que se vayan todos”, la recuperación económica en tiempos de Kirchner, impulsada por condiciones mundiales favorables, provocó que la gente quitara el ojo del aspecto moral del gobierno, culminando con una década inédita de saqueo de las arcas públicas.-
El segundo semestre de 2016, tan anunciado como el del comienzo de la recuperación económica, se ha hecho presente en el campo de las realidades, pero sin que llovieran desde el cielo las bienaventuranzas prometidas.-
El Presidente Macri aclaró, ni falta hacía, que los anuncios no referían a una mitad del año en que todos los problemas se solucionarían, pensando que con ello saldaba las exageradas expectativas creadas por su propio gobierno.-
Todo sigue, sin embargo, con la inercia del primero: inflación, aumento de precios y tarifas, depresión económica.- Un combo ideal para que los números macroeconómicos comiencen a cerrar en las arcas del tesoro nacional, también para la recuperación de la rentabilidad empresaria, pero casi fatal para la microeconomía familiar del ciudadano de a pié.-
Hay que recordar, sin embargo, que en las elecciones de 2015, más que en favor de un proyecto, se votó en contra de dos lacras: el autoritarismo y la corrupción generalizada.-
La paciencia de hoy es el hartazgo de ayer
De allí entonces que, a pesar de las tremendas medidas de ajuste, la tolerancia social es mucho mayor con la difícil situación económica, porque el clamor principal es por el castigo de los administradores infieles y la devolución de lo mal habido.-
De una u otra manera, ni ayer debimos restarle importancia a la ética en función de gobierno, ni hoy a la necesaria justicia en el reparto de las cargas del ajuste.-
Intentando salir del mecanismo maniqueo que tan mal ha hecho a los argentinos, no queremos afirmar que la administración kirchnerista fue esencialmente una “cleptocracia”, pero tampoco obviar que la última década será recordada, casi seguramente, como inédita en materia de corrupción pública.-
De la administración vigente, sin ser la “plutocracia”el calificativo ajustado a la gestión, gobierno de los ricos, tampoco podemos olvidar algunas características que de alguna manera la acercan a esa descripción.-
Es diferente un gobierno de ricos que un gobierno para ricos
El Presidente Macri es un hombre acaudalado, su declaración jurada expone un patrimonio de 110 millones, aunque muchos estiman una cifra muy superior dado su pertenencia familiar y evolución empresaria.-
El actual elenco gubernamental es considerado como “el gabinete de los millones”, son muchos los que ingresan en ese nivel.- El Ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, declaró 44,2 millones, incluyendo 4 millones de euros depositados en Holanda, y otro en dólares equivalente a 49 millones de pesos en Estados Unidos; el de Hacienda Alfonso Prat Gay, 53 millones de patrimonio declarado, que comprende también cuatro cuentas en Estados Unidos por 40 millones de pesos; el Presidente del Banco Central Adolfo Sturzenegger, declaró bienes por 18 millones y depósitos en Estados Unidos por casi 5 millones de pesos.- La lista continúa.-
Obviamente, ser acaudalado no es un pecado, tampoco es ilegal tener depósitos en el exterior.- Pecado es cuando la riqueza proviene del dinero sucio, o de los depósitos que sean su consecuencia.- Allí parece estar la diferencia entre la riqueza de los funcionarios del gobierno anterior y del actual.-
Sin embargo, nuestra afirmación es un hecho observable: los que integran este gobierno –obviamente algunos que ocupan puestos expectables- son ricos, lo que podría teñir la gestión macrista con tintes “plutocráticos”.-
Si han de haber mandatarios ricos, el ciudadano los prefiere con la riqueza que traen al entrar y no con la que se llevan al salir
Ahora bien, debe diferenciarse claramente un gobierno de ricos de un gobierno para ricos.- Allí hay que revisar estos últimos meses, para saber si las medidas de gestión estuvieron dirigidas a mejorar el sector más poderoso de la sociedad, si fueron compensatorias de las inequidades sociales, o si han sido pesarosas principalmente para el sector menos favorecido de la sociedad.-
Confieso que no tengo los conocimientos académicos suficientes para evaluar en el mediano plazo el impacto de las medidas económicas y sociales instrumentadas.- Creo sin embargo, por simple observación directa, que el encarecimiento de precios y tarifas, una inflación que no cede, la pérdida de fuentes de trabajo y una actualización de salarios insuficiente, que en el primer semestre se ha colocado el acento del sacrificio en la parte débil de la cadena social.-
El sacrificio tiene el acento en la parte débil de la cadena social.- No parece ser ello compatible con el objetivo de “pobreza cero”
Comenzando los últimos seis meses del año, ya sabemos que la mejoría no sucedió, el arco se ha corrido para 2017.- Mientras tanto, la gente continúa estoica la espera, con esa paciencia que le ha entregado una década de saqueo generalizado que no quiere repetir, aunque tenga que aportar su sacrificio personal.-
En tren de elegir, si han de haber mandatarios ricos, obviamente que el ciudadano común prefiere gobernantes con la riqueza que traen al entrar, y no con la que se llevan al salir.-
Pero también, elige claramente un gobierno que tenga la mente puesta en generar un crecimiento con trabajo digno, equidad en las cargas y fundamentalmente, como se prometió, la utopía de la pobreza cero.-
Jorge Eduardo Simonetti
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