#COLUMNASIMONETTI democracia inteligencia artificial

¿SERÁ LA IA LA QUE ACABE CON LA DEMOCRACIA?

TECNOLOGÍA

“En juegos como el ajedrez, ningún ser humano puede aspirar a vencer a una computadora. ¿Qué sucede cuando ocurra lo mismo en el arte, la política o la religión?”

Yuval Harari, escritor israelí

                     Días pasados, en una mansión con vistas al Golden Gate, se realizó una fiesta que reunió a la elite de la Inteligencia Artificial, empresarios, filósofos e investigadores.

                     Organizada por el empresario Daniel Faggella, se pudieron escuchar tres ponencias en torno a la inquietante pregunta: ¿será la Inteligencia Artificial la que acabe con la humanidad? La escritora neyorkina Ginevra Davis, el filósofo Michael Eddward Johnson, y el anfitrión, ofrecieron sus puntos de vista y se abrió un interesante debate.

                     Pareciera que el interrogante es abrumadoramente apocalíptico, y tal vez peque por exceso antes que por defecto. Pero, ¿quién lo sabe a ciencia cierta? Ni siquiera los propios expertos.

                     No hay que olvidar que hace una década Bill Gates nos expresaba su temor por la IA. Poco tiempo después Elon Musk hizo lo propio y habló de la necesidad de una regulación que mitigara sus efectos.

                     Esto provocó, hace un tiempo ya, el pronunciamiento de personalidades relacionadas con la tecnología, dónde reclamaban una suspensión temporaria de la evolución de la IA, hasta que los países y organizaciones dictaran regulaciones.

                     Hoy nos encontramos en un punto que podría significar una inflexión en los alcances y consecuencias de un mayor progreso de aquello que nació para ayudar al ser humano pero que, a esta altura, pareciera constituirse en su mayor amenaza.

“La inteligencia artificial sigue avanzando. Algunos sugieren que será capaz de tomar decisiones en reemplazo de los seres humanos. Otros, los más cautos, opinan que está llegando a su techo”

                     Se habla, en realidad ya están en marcha y operativos, de modelos de una “super inteligencia artificial” (AGI, por sus siglas en inglés), que permitirán avanzar en una capacidad de análisis que podría ser superior al del ser humano. Hasta se proyecta una autonomización de la misma, que nos reemplace directamente en la toma de decisiones.

                     La pregunta de este artículo es si la IA es capaz de condicionar la democracia tal cual la conocemos, y si los seres humanos, quizás inadvertidamente, somos meros objetos de manipulación.

                     No hablo ya de la tergiversación de los números electorales, que sí puede hacerla tranquilamente, sino de las mentes, pensamientos y conciencia de las personas.

                     De tal modo, el que maneje la tecnología, manejará la democracia y, consecuentemente las decisiones.

                     El escritor israelí Yuval Harari, un historiador e investigador muy leído en el mundo, cuyas obras son todas best seller, ha dicho que la nueva IA ha pirateado el lenguaje, al que considera el “sistema operativo de la cultura humana. A partir de allí, toda la civilización está en peligro.

                     En un interesante debate entre Harari y otro experto, Yann Lecun, éste último se mantiene confiado en que se logrará regular debidamente el uso de la IA en la política. El israelí piensa, en cambio, que existe un gran peligro, y que el sociedad puede verse muy influida por aquéllos que manejan la tecnología.

“¿La IA será capaz de manejar nuestras mentes, y que la democracia nos convierta en personas acríticas que siguen a la manada? Ya está sucediendo”

                     El múltiple autor Daniel Innerarity, titular de la cátedra Artificial Intelligence&Democracy e investigador de la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática, ha publicado un ensayo: “Una teoría crítica de la inteligencia artificial”.

                     En el mismo indaga acerca de cuestiones como la capacidad de los algoritmos, la automatización, la creatividad, la dimensión intuitiva del conocimiento o la inexactitud de datos. Se aleja de las perspectivas apocalípticas, expresando que la inteligencia humana y la artificial más que competir, colaboran entre sí.

                     Lo cierto es que la IA está transformando la sociedad, la política y la ética, en un mundo cada vez más dominado por los algoritmos.

                     Creo que la IA ha venido para quedarse, pero que el ser humano conserva la capacidad de controlarla, manipularla y hacerla funcionar a conveniencia.

                     Y si hablamos del orden democrático, en un país como el nuestro, en que el poder del estado es omnipresente en el funcionamiento social, no es nada descartable la teoría que desde el manejo público se podría realizar un perverso sistema para colonizar mentes, manejar la opinión pública y direccionar las voluntades electivas.

                     De hecho, hoy mismo, los algoritmos están reemplazando el pensamiento crítico. En el gobierno de Milei, su principal sala de gestión política es su oficina de troles, que difunden información sesgada que, al ser receptadas de manera acrítica por un gran sector social, especialmente de los de edad más temprana, maneja a voluntad el criterio de gran parte de la sociedad.

                     La consolidación de los sesgos humanos, técnicamente es factible de realizar a través de las redes, de manera tal de recibir siempre información que coincida con nuestras inclinaciones.

“En última instancia, estaremos sujetos a los que manejan la tecnología y el poder económico y el político. La única manera de luchar es mediante el cultivo del pensamiento crítico”

                     Ello, en la política, es mortal. Es la manipulación lisa y llana de la voluntad electoral. Lo peor es que los ciudadanos no son conscientes de ello, y siguen, como corderos, a la manada.

                     De más está expresar que, es tal la capacidad que van adquiriendo las nuevas versiones de IA, que podemos difundir falsedades y ponerlas en boca de nuestro adversario político, tal cual ya sucedió con Mauricio Macri, con la atribución de una recomendación a sus votantes para que voten por el candidato de la LLA en Caba, con su misma voz e imagen y que resultó una creación falsa.

                     En estos tiempos de hipercomunicación y tecnología, ya no es necesario establecer una dictadura de facto para perpetuarse en el poder, ni siquiera falsear los datos electorales. Alcanza con la sutil penetración en la mente de quienes aceptan los sesgos difundidos por las redes sociales.

                     Si señor, la IA ya está instalada en nuestra democracia, haciendo la voluntad de quienes la manejan. Y eso es grave, muy grave si no creamos regulaciones y controles a los que los poderosos se niegan.

                     Dr.JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

 

 

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back To Top