LA DEMOCRACIA MANIPULADA
“El sentimiento público lo es todo. Con el sentimiento público nada puede fallar; sin él nada puede tener éxito”
Abraham Lincoln
***Así como la neoizquierda se valió de un relato para gobernar muchos países en Latinoamérica, la ultraderecha viene recargada con la instalación de un pensamiento único que inoculan a la sociedad a través del copamiento de las redes sociales. El Congreso estadounidense termina de cambiar el texto de una ley acordada entre republicanos y demócratas, por la presión ejercida por el megamillonario Elon Musk a través de su red social X. Democracia secuestrada.
Estamos transcurriendo tiempos en los que la opinión pública puede ser fácilmente manipulada, con apenas sentarse frente a una computadora o a un teléfono celular y lanzar mensajes a través de las redes sociales.
Lo sucedido en Estados Unidos el miércoles 17 de diciembre, nos da la contundente demostración de que es posible el avance de ideas peligrosas con sólo ser convenientemente difundidas. Hasta pueden hacer estallar a la primer democracia del mundo, y apoderarse de sus instituciones políticas.
¿Cuán de peligroso es? Mucho, demasiado. Puede significar que quiénes no fueron electos, pero que cuenten con los medios necesarios para construir su plataforma de difusión, tengan más poder que las propios poderes republicanos.
De Theodore Roosvelt a Elon Musk
Elon Musk, el ultramegamillonario sudafricano naturalizado estadounidense, lo ha hecho. Y lo ha hecho por encima del propio presidente electo Donald Trump, que no tuvo más remedio que adherirse a la campaña del hombre más rico del mundo, con la presión de los casi 300 millones de dólares de aportes a su campaña.
La manipulación de la opinión pública en política no es nueva, pero sí sus posibilidades han crecido de manera exponencial con la tecnología y las redes sociales.
El que la utilizó, con los recursos de la época, inaugurando un nuevo modo de manejar a la opinión pública, fue el presidente de los Estados Unidos Theodore Roosvelt en la primera década del siglo XX.
Valiéndose de su cargo de presidente, y a través de una prensa paga, difundió cuánta versión de los hechos le resultaba conveniente, aunque fueran mentiras o medias verdades, asegurándose el apoyo de gran parte del universo ciudadano.
“Una opinión pública fácilmente manipulable por las redes sociales, es el mayor riesgo para la democracia”
Por carácter transitivo, la propia opinión pública convencida, servía como polea de trasmisión, presionando sobre los representantes, diputados y senadores, para obtener las leyes y las medidas pretendidas por el mandatario.
El propio Roosvelt le dio un nombre a la maniobra: “el púlpito del matón”, en la que el púlpito es la plataforma de poder para influir en los otros y el matón quién la utiliza con propósitos indebidos.
Pero, lo sucedido días pasados en el país del norte, nos está mostrando que el matón no es necesariamente el presidente de la nación, aunque normalmente lo sea, sino un tercero con suficiente dinero, tecnología, y astucia, para crear opinión y cambiar o moldear las decisiones de quiénes fueron electos para adoptarlas.
En Estados Unidos, como en muchas partes del mundo, el agotamiento del presupuesto sobre el fin del año es cosa común. En la Argentina, la ampliación de partidas se efectúa por simple decreto presidencial en razón de las funciones delegadas por el Congreso.
En el país del norte “shutdown” es el cierre de la administración pública por falta de presupuesto. Cómo es de práctica, el Congreso estadounidense se reúne y dicta una ley ampliatoria de partidas, a efectos de evitar las tremendas consecuencias de la eventual paralización, como la suspensión de importantes programas y el no pago de salarios de los empleados públicos.
Congreso estadounidense cediendo ante Elon Musk
A través de un acuerdo entre republicanos y demócratas, el día miércoles 17 se reuniría el Congreso para dar sanción a la ley ampliatoria, que serviría para que Biden terminara tranquilo su presidencia y Trump la comenzara con el mismo carácter.
Pero, horas antes de la sesión, Elon Musk hizo una extraordinaria exhibición de poder. A través de la red social de su propiedad, X, se pronunció en contra del acuerdo legislativo, difundiendo “fake news” que generaron la ira de sus cientos de millones de seguidores.
El multimillonario lanzó más de 150 tuits en pocas horas, para matar el proyecto de ley, por “ridículo y extraordinariamente costoso”, difundiendo mentiras sobre el mismo, como que el paquete legislativo contenía un incremento salarial para legisladores del 40% -la realidad es que era un 3,8%-3.000 millones de dólares para la guerra en Ucrania, fondos para producir armas biológicas, la construcción de un estadio en Whasington, entre otras. Todas mentiras.
“Una ley impuesta por el megamillonario Elon Musk a través de su red social X”
La reacción de “su” público fue suficiente para hacer retroceder a los congresistas, que modificaron el proyecto, y finalmente se avinieron a las pretensiones del propietario de Tesla.
Lo más curioso es que el presidente electo, Donald Trump, se enteró varias horas después y se adhirió a las propuestas de su mecenas, lo que trajo muchas dudas acerca de quién sería, finalmente, el que gobernaría los Estados Unidos a partir del 20 de enero.
Un empoderado megamultimillonario, valiéndose de su “púlpito” de poder económico y del manejo de su propia red, se convirtió en el “matón” yanqui para manipular a la opinión pública con mentiras y finalmente lograr que se hiciera su voluntad por parte de las instituciones.
Las “operetas” tecnológicas manipulan la opinión pública
Parece una película pero no lo es. La opereta sobre la sociedad, a partir de las redes, es un fenómeno que está entre nosotros y que motoriza casi instantáneamente las ideas que quieran difundirse. La demostración contundente en la primer democracia del mundo estuvo a la vista.
Y este fenómeno tiene mucho que ver con nuestro país. En primer lugar por la admiración de Milei por Elon Musk, que hizo su entrada con la instalación de su empresa Starlink.
Pero, fundamentalmente, por la metodología gubernamental de manejar su propia propaganda y su gestión de gobierno, a través de las redes sociales, en especial X, con el tecleo permanente del propio presidente Milei y de una nube de internautas que difunden mensajes agresivos, mentiras y violencia.
“Hoy, el cuarto poder en una república no es, como suele decirse, el periodismo, sino los manipuladores de las redes sociales”
Se advierte en nuestro país, que paulatinamente la gente, el público en general, la mayoría de los ciudadanos, están perdiendo su individualidad, su capacidad crítica, para pasar a identificarse con la masa seguidora del gobierno, sin separar el polvo de la paja.
Está bueno que el presidente vaya logrando estabilizar la nave del estado a través de los grandes números, también que la gente esté esperanzada en un mejor futuro, pero no es buena cosa que la opinión pública sea un conjunto amorfo de aplaudidores, arreados con la instalación de un pensamiento único que tiene una gran parte de mentiras y mucho de violencia.
Es decir, el “púlpito del matón” en Argentina es la mega organización oficial de streamers, instragramers, tuiteros, que moldean al pensamiento de la sociedad a gusto y paladar del presidente, que tira sin cesar números incomprobables y descalificaciones por doquier.
Si en un país poderoso como los Estados Unidos ello fue posible, si los poderes del estado fueron condicionados por un megamillonario, en nuestro país podría suceder lo propio de manera más sencilla. De hecho, ello ya está ocurriendo.
La democracia comienza a estar secuestrada por el poder no sólo político sino también económico. Tirar a las redes una cuántas mentiras, versiones conspirativas, describir falsos dilemas, manipular la verdad, no puede conducir al peor de los escenarios.
En Argentina todo se hará más fácil, la mayoría ciudadana se encuentra ya enajenada a la verdad artificial que tejen las redes.
Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI