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LA INDIGENCIA DEL DEBATE PÚBLICO EN LA PROVINCIA

ELECCIONES 2025

“Establécese el carácter público y obligatorio del debate preelectoral del que participarán todos los candidatos a Gobernador por la Provincia de Corrientes que hayan sido oficializados por la Junta Electoral Provincial”

José Romero Brisco, diputado provincial, proyecto de ley presentado el 2 de octubre de 2023

*La apatía ciudadana está alimentada por la desinformación en los asuntos públicos. Una democracia fuerte se construye a partir de la participación y la discusión. Para ello, el poder debe informar y rendir cuentas. Debemos comenzar por sancionar una ley que establezca la obligatoriedad del debate entre candidatos a gobernador.

Sociedad desinformada y desinteresada

                   Una pregunta: ¿por qué nuestra Provincia es la más remolona para modernizar sus normas electorales? Nunca establecimos las Paso para cargos provinciales, estamos entre las últimas en incorporar el voto joven, y un largo etcétera.

                   Ahora mismo, no tenemos ley que imponga la obligatoriedad del debate público entre candidatos a gobernador Ello es importante, teniendo en cuenta que los elegimos el año que viene. Estamos justo a tiempo. Hay que rescatar el proyecto del diputado Romero Feris.

“La desinformación trae la apatía de la sociedad correntina por los asuntos públicos”

                   Sin embargo, ello constituye una parte del problema. Lo que está faltando en la Provincia es el debate público, del que el debate político es sólo una parte. Tenemos más de un millón de correntinos desinformados y, consecuentemente, desinteresados respecto a la cosa pública (los temas de interés de todos los que vivimos en una sociedad determinada).

Debate político y debate público

                   El debate público es más amplio que el debate político, no sólo en cuánto a su temática sino además a los espacios en que se realiza y la variedad de interlocutores.

                   El político puede limitarse a reuniones puntuales en recintos determinados o en las cámaras legislativas, entre representantes de los distintos sectores, que rara vez en una provincia, salvo excepciones, trasciende de manera conveniente.

                   El público, en cambio, comprende la universalidad de los protagonistas, la sociedad toda, abarca todos los espacios y medios, temática variada de interés general, y, sobre todo constituye una responsabilidad del poder en punto a la información y rendición de cuentas de los gobiernos.

“Sin debate público, la democracia es una formalidad”

                   Una democracia se empobrece sin debate público. La paz de los cementerios es propia de los regímenes autocráticos, en los cuáles la sociedad permanece desinformada y apática.       La información y las decisiones fluyen en un solo sentido, del poder hacia la sociedad, la que se encuentra desinformada y consecuentemente incapaz de juzgar fundadamente la conducta de sus gobernantes.

                   Poner a dormir a la sociedad es el método más sutil y maquiavélico de los regímenes autocráticos, para diluir el ejercicio democrático del conocimiento y la opinión. La sociedad no reclama y el régimen se maneja con libertad, sin controles.

Poder emisor y medios oficialistas

                   Para que haya un verdadero debate público, el poder debe informar y la sociedad debe informarse. De tal modo, el conocimiento del manejo del dinero público, de las inversiones y políticas en materia de salarios públicos, educación, salud, seguridad, fomento de la actividad privada, dará tela suficiente para transparentar la actividad del gobierno y para trasladar a la gente el sustento de la opinión.

                   En nuestra Provincia, un poco por inercia y otro por costumbre, en todas las épocas el poder se ha acostumbrado a emitir decisiones y noticias de manera unilateral, y el conjunto social a recibirlos pasivamente.

“Tenemos un poder emisor y un medio social sin debate público”

                   En ello influye decisivamente un periodismo que rara vez interpela al poder, en muchos casos a través de medios que no ejercitan una actividad independiente, que son altamente subsidiados por la pauta oficial y más se parecen a una sucursal gubernamental.

                   Es la realidad de una Provincia dónde el estado es omnipresente y la actividad privada raquítica. Pasa en muchos lados, aquí con todos los gobiernos.

                   Muy distinto a la realidad nacional, dónde hay empresas periodísticas cuya sobrevivencia no depende exclusivamente del estado, y pueden, entonces, ejercitar su actividad con libertad.

                   No hay debate público en la medida de que no haya periodismo independiente. Ésta situación interpela duramente el carácter democrático y republicano de los que ocupan los sillones del mando público.

Oposición raquítica

                   Para colmo, para que haya verdadero debate político y público, debemos tener una oposición sólida y presente. Un poco por falta de acceso a los canales periodísticos, pero, fundamentalmente, por carencia de propuestas alternativas a las políticas públicas del gobierno, el sector opositor se debate entre una presencia formal y una indigencia política.

“Una oposición raquítica en ideas y liderazgos”

                   La pluralidad es un requisito de la democracia. Pero no se alcanza sólo ocupando escaños, sino haciendo oír la voz de las minorías y proponiendo caminos alternativos.

Los sesgos en tiempos de la posverdad

                   Pero ello no es todo. Estamos en un tiempo dónde la verdad no se construye a partir de la realidad, aquello que es, sino de la posverdad, aquello que nos interesa políticamente que la sociedad crea y se convenza.

                   De tal modo, la lucha en las redes y en los medios, es para llenar los espacios de discusión con construcciones que responden a los intereses de los emisores. La razón está ausente y las comprobaciones también.

“Hoy, la verdad es el relato”

                   “Cualquier triunfo de la razón es temporario y reversible. Cualquier esfuerzo utópico por establecer un orden permanente, por desterrar el extremismo, por asegurar una vida tranquila y confortable para todos los miembros de una sociedad construida sobre principios racionales está condenado al fracaso desde el comienzo”, afirma Justin E. H. Smith, un profesor estadounidense que trabaja en la Universidad de París.

                   Entonces, tenemos una sociedad de fanáticos, como sucede en la arena nacional, o una sociedad apática, cómo la correntina.

Necesidad de una ley para el debate de candidatos

                   Para cambiar la tendencia viciosa, tenemos que comenzar por algo, y ese algo es la sanción de una ley que establezca la obligatoriedad del debate entre candidatos a gobernador.

                   De ese modo, no sólo los conoceremos en su persona, sino también en sus propuestas. Sabremos en que invierte el dinero el gobierno a través del candidato oficialista, conoceremos si el candidato libertario se propone realizar un ajuste al estilo nacional, o el candidato peronista incrementar la ayuda social y los subsidios.

“Es urgente la sanción de una ley para el debate obligatorio entre candidatos a gobernador”

                   Son 73 los países que tuvieron debates entre candidatos a presidente o primer ministro y 94 si sumamos para otros cargos electivos. En las provincias, sobran los dedos de una mano. Los vecinos chaqueños sí la tienen.

                   Estoy convencido que tenemos un federalismo rengo, y que las posibilidades económicas y jurídicas de un gobierno provincial de cambiar la realidad de sus comprovincianos son limitadas. Aún con una buena administración de los recursos del estado, aquí no cambiaremos el karma del norte pobre en el que estamos insertos, porque forma parte de nuestra realidad geopolítica que nos excede.

                   Sin embargo, sería útil conocer en detalle los ingresos propios y por coparticipación y una nómina de gastos que separe salarios de otros gastos e inversiones.

                   Quiero para mi provincia, que sus ciudadanos no se retroalimenten con la ignorancia y comiencen a salir de la comodidad a través del conocimiento.

                   Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

 

 

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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