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CAMPEONES MUNDIALES

SEGUNDO SEMESTRE

“Con el dato de mayo, se profundizó el proceso de desinflación en curso”

Luis Caputo, Ministro de Economía

*Queremos festejar la baja del índice inflacionario de mayo a un 4,2%. Comparado con el 25% de diciembre, es un campo. Pero, siempre los hay, el contexto no es el mejor, porque, según las explicaciones de la mayoría de los economistas, el fenómeno se produce por el derrumbe del poder de compra de la gente. Los argentinos, lamentablemente, nunca podemos bajarnos de la montaña rusa que es nuestra economía.

**Del esquema populista hasta la ortodoxia liberal, los argentinos vivimos atrapados en un continuo cambio de guardia económica, que cada vez nos vuelve más pobres.

***El mérito del sistema libertario, es que estamos aprendiendo a comprar mejor. Sin embargo, lo que escasea es la posibilidad de poder comprar.

                Vivir en Argentina es muy especial. Especial porque es un país para amar, disfrutar, recorrer su variada y notable geografía, con climas diversos, con el verano caliente del norte y la nieve del blanco invierno del sur.

                Pero también es muy especial porque en la Argentina viven los argentinos, no todos iguales, los provincianos y los porteños, pero con los parámetros comunes de tener la queja fácil, el debate a flor de labio, y la desconfianza con la política, los políticos y en especial con los que manejan el gobierno.

                ¿Ser argentino es una forma de ser que viene con nuestra genética cosmopolita o es nuestra cultura acendrada de conejillos de indias de largos procesos económico-sociales con recorrido de montaña rusa?

                Se dice que el ser humano es un ser adaptativo, que termina ajustándose a circunstancias cambiantes. Pero, si hubiera un ránking por nacionalidades de estas habilidades, seguro que también seríamos, como en el fútbol, campeones mundiales.

                Me gusta mucho el deporte en general y el fútbol en especial. ¿A quién no? He escuchado varias veces decir a técnicos del fútbol europeo que, a igualdad de condiciones, prefieren a un jugador argentino, porque traen en su gen la condición de jamás rendirse, de luchar hasta la última pelota, de sacar fuerzas dónde parece que ya no las hay.

                Forma parte de nuestra genética pero también de nuestra cultura. Somos mezcla de tanos y gallegos, influenciados también por tantas otras nacionalidades, “somos así”, quejosos pero aguantadores y adaptativos.

                Los largos ciclos de una economía de sube y baja, nos han convertido en “peones prácticos” en la ruda tarea de sobrevivir en un país cambiante, que nos tiene como equilibristas de circo, domadores de leones y payasos de sonrisa ancha y lágrima abundante detrás del maquillaje, un país que nunca termina de construir sus cimientos.

                Con decir que también somos campeones mundiales no sólo en inflación, también en recesión. Ésta sí que no la tenía. Campeones mundiales en recesión, como si no fuera suficiente la corona en inflación.

                Pero, lo primero es lo primero. Tenemos para celebrar una vertical caída del índice inflacionario, un 4,2% en mayo, que aun cuando a nuestra precaria situación en la materia es bajo si lo comparamos con más del 25% de diciembre, sigue siendo alto.

                Fundamentos de todo tipo formulan los expertos para explicar la cifra. Nada que ya no hayamos escuchado y, principalmente, no hemos sentido en nuestra vida diaria. Marzo y abril volvió a la realidad a empresarios que habían elevado con exageración los precios de sus productos “por las dudas”. La caída vertical del consumo, los convocó a la prudencia si no querían productos vencidos en sus góndolas.

                Aquí funcionó la oferta y la demanda, una oferta de ávidos comerciantes y una demanda de flacos bolsillos. La gente comprando lo mínimo indispensable, hasta privándose de cosas elementales como medicamentos de alto costo. Los comerciantes haciendo ofertas de diverso tipo, como el 2 x 1 o el 50% en la segunda unidad.

                En fin, allí funcionó la realidad caliente del mercado, baja de precios por abundante oferta y bajísima demanda. Es decir que los ciudadanos probamos el sabor de la liberación de precios, a costa de nuestros empobrecidos bolsillos.

                Es que la economía, para los economistas es una mezcla rara de datos estadísticos y comportamientos sociales. Para la gente es, además, su propia historia, la de sus padres y de sus abuelos, es la historia de la inflación recurrente que come sus bolsillos, o la hiperinflación que disuelve los recursos, o el corralito y el corralón que expropia sus ahorros, la vivienda que no pueden tener o el trabajo que no pueden encontrar.

                Y así, durante gran parte del siglo XX y en lo que va del XXI, en la montaña rusa de la que los argentinos nunca podemos bajar, nos convertimos en los campeones también de la recesión.

                El declive económico de la Argentina desde el siglo XX hasta hoy la coloca como dueña de un triste récord global: es el país que más cantidad de años en recesión ha experimentado desde 1950 hasta la actualidad.

                Son datos recopilados por el Banco Mundial, que muestra un registro devastador: en los últimos 73 años, pasamos uno de cada tres en recesión, un registro que supera al de otros países incluso menos desarrollados, como Chad, Venezuela o a R.D. Congo.

                Esa dinámica macroeconómica negativa en la Argentina, también se refleja en los indicadores de ingresos del país: según el banco Mundial, en 1948 el PBI per cápita del país era del 84% del promedio de las 10 economías más grandes, y hoy ese valor es del 34%, lo cual muestra el atraso relativo local frente al desarrollo mundial.

                Lo explica Daniel Reyes, economista de la entidad: “Es un país que tuvo muchas crisis, más que todos los países del mundo, aun con algunos picos de auge que se presentan después de las caídas”.

                Según el propio BCRA, a través de su Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) ésta fuerte desaceleración del IPC, se configura en el marco de una profunda recesión que seguramente importará al final del año una baja del PBI del 3,8%, el Banco Mundial estima en 3,5%.

                Un ensayo económico de Marcelo Diamand de 1983, guarda plena actualidad, “las últimas décadas en la Argentina se han caracterizado por cambios muy bruscos y muy frecuentes de la política económica, que muestran una oscilación pendular entre dos corrientes antagónicas: la corriente expansionista o popular y la ortodoxia o liberalismo económico”,

                Para ser más claros en la comparación, una es la política del gobierno kirchnerista y la otra del libertario. Ambas se sucedieron en el país, unas a otras, porque una viene a ajustar el descontrol del gasto y la otra a aumentar el poder de consumo de la gente. Gasto social descontrolado y ajuste fiscal injusto.

                En ese contexto de montaña rusa nos movemos los argentinos, hemos aprendido a sobrevivir, a sacarle agua a las piedras en algunos casos, a vivir de la dádiva del estado en otros. Lo cierto es que, en todos los casos, la gente acomoda su vida a los incentivos que se generan desde el poder.

                Venimos de muchos años seguidos de la política populista que agotó las cajas estatales y las reservas del BCRA. El crecimiento de esa sensación de que el estado debe subsidiarte, configurado como derecho humano, nos hizo mucho mal.

                Con las arcas vacías, “no hay plata” en el vocabulario del presidente, el fuerte peso de las restricciones se hacen sentir en las espaldas de población, especialmente en esta etapa en el gasto previsional, el de los jubilados.

                El tema es que debe revisarse la distribución de las cargas, porque no hay peor veneno para la estabilidad de las instituciones que el sacrificio sin justicia.

                Dr. JORGE EDUARDO SIMONETTI

 

 

 

 

Jorge Simonetti

Jorge Simonetti es abogado y escritor correntino. Se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste. Participó durante muchos años en la actividad política provincial como diputado en 1997 hasta 1999 y senador desde 2005 al 2011.

Se desempeñó como convencional constituyente y en el 2007 fue mpresidente de la Comisión de Redacción de la carta magna. Actualmente es columnista en el diario El Litoral de Corrientes y autor de los libros: Crónicas de la Argentina Confrontativa (2014) ; Justicia y poder en tiempos de cólera (2015); Crítica de la razón idiota (2018).

https://jorgesimonetti.com

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